De nuevo el día 24 de Marzo participé junto, con un grupo de 20 senderistas, en la 5ª ruta del año, organizada por el Aula de Naturaleza del Ayuntamiento de Arona. La ruta que discurrió por una parte del Parque Rural de Anaga, una de las zonas de la isla de Tenerife en la que por sus indudables atractivos naturales, paisajísticos y humanos más he practicado el senderismo y también las salidas en automóvil.
La ruta de unos 14 km y unas siete horas de recorrido. Se desarrolló por un sendero próximo a la espectacular costa de Anaga entre las poblaciones de Chamorga y Benijo, aunque al final por problemas de maniobrabilidad en la estrechez de la carretera para el autobús que nos venía a recoger, se prolongo hasta la población de Las Bodegas, unos dos km más adelante. La ruta esta vez discurrió por parajes y poblaciones como, Tafada, El Faro de Anaga, Las Palmas de Anaga, El Draguillo, Benijo y Las Bodegas etc.
Qué más se puede contar sobre el espectacular Parque Rural de Anaga y sus extraordinarias bellezas naturales y humanas que no se halla comentado ya, sinceramente decir que es uno de los lugares del Archipiélago Canario, que cualquiera que os acerquéis por aquí no os lo debéis de perder. El pasado año en otra entrada de este blog ya comenté y documenté con varias fotografías la bellezas de este importante enclave natural, para los que os interesan estas cosas y no lo habéis leído, os invito de nuevo a leerlo Pulsando aquí.
Como siempre a las 8 de la mañana nos dimos cita los participantes frente al edificio del Centro Cultural de Los Cristianos (Arona), desde donde nos trasladamos en el autobús, en primer lugar por autovía hasta la ciudad de La Laguna, donde tomamos el desvío en dirección al Parque Rural de Anaga y la aldea de Chamorga, donde iniciamos la ruta a pie, parando unos minutos en La Cruz del Carmen para tomar el correspondiente y necesario café mañanero. Esta vez por la estrechez de las espectaculares carreteras que comunican Anaga y sus retorcidas curvas, donde el autobús tenía que hacer complicadas maniobras para el giro, el traslado se prolongó a 2 horas y treinta minutos.
A las 11 de la mañana iniciamos el sendero, desde el principio ascendente con bastante pendiente, por un estrecho y empedrado camino hasta alcanzar la parte alta del profundo barranco donde está situada la aldea de Chamorga y desde donde ya se divisaba el Océano Atlántico, al que ya no perderíamos de vista durante toda la jornada. El dia estaba espléndido, pero en la parte alta pudimos asistir, notar y disfrutar del espectáculo, que nos ofrecen las rotaciones de las nieblas cargadas de humedad provenientes de los "vientos alisios", arrastrándose por los roques y colinas del entorno gracias a cuyo fenómeno natural en El Parque Rural de Anaga desde la época terciaria se conserva una vegetación extraordinaria llamada " vegetación fósil" de la que hoy podemos disfrutar.
Como viene siendo habitual en cada ruta, mientras que el monitor Nicolás Trujillo, ponía en práctica sus habilidades fotográficas y desde la mejor posición posible tomaba algunas instantáneas para el recuerdo y nosotros nos recuperábamos un poco del esfuerzo de la subida, el monitor Jose Pedro Martín, trazando con un palo en el suelo el mapa de la isla de Tenerife, nos señaló la posición del parque y la zona, que estábamos recorriendo, explicando sobre el mapa la posible primera formación de la isla que según nos comentó, es posible que estuviese formada por varias islas más pequeñas que la actual, donde la zona que estábamos recorriendo es de lo más antiguo de esta. También nos estuvo explicando aspectos de los "vientos alisios" y la influencia sobre la vegetación, los asentamientos humanos y su dura labor para la supervivencia, la antigua plataforma marítima y su erosión, cuyos restos están hoy representados por los tapones basálticos de "Los Roques de Anaga" unos islotes que podíamos apreciar desde lo alto.
Continuamos ruta, esta vez en descenso, por un estrecho y aéreo sendero en dirección a la costa y las proximidades del faro, por un paisaje espectacular con la profundidad del océano como fondo y los esbeltos "Roques de Anaga" como testigos, disfrutando de una vegetación llena de brezales, verodes, bejeques, tabaibas, hinojo, incienso y algunos dragos que crecen en libertad etc., que a pesar de la espectacular sequía, progresan con fuerza dentro de una configuración volcánica de barrancos, roques, colinas y plataformas marítimas.
Con estas sensaciones, tras el descenso y nuevamente ascender por una corta, pero dura subida llegamos al paraje denominado como "Las Palmas de Anaga", los restos de un asentamiento de antiguos caseríos con una venta y una capilla incluidas, en donde paramos a disfrutar de uno de los momentos más agradables del día, reponiendo nuestras ya mermadas fuerzas, dando buena cuenta de algunos alimentos, que por lo que pude comprobar, la mayoría estaban compuestos por exquisitos dulces, que nos pasaban de unos a otros, en el que no faltaba, el rey de todos ellos, el chocolate, estos canarios son así, a la hora de estas cosas no tienen arreglo, sus debilidades humanas parece que les superan.
Tras la comida y un corto descanso, que no duró más de 20 minutos, continuamos ruta afrontando la última parte de la jornada, una dura subida por un antiguo y empedrado sendero, que se dejó sentir más de la cuenta en nuestras ya maltratadas piernas, hasta alcanzar un alto desde donde se disfrutaba de una espectacular vista al fondo, con la luz en una contrapuesta de atardecer que perfilaba los roques de la costa próxima a las poblaciones de El Draguillo, Benijo, Anaga etc. contrastando estos con las olas de un océano embravecido y rugiente.
El resto de la ruta y tras descender por un descarnado sendero, continuó por una pista hasta llegar al final por una carretera asfaltada, desde la que, aparte del espectáculo paisajístico, se apreciaba la evolución de los bañistas en las calas y pequeñas playas, disfrutando del fin de semana al sol y de las aguas de un océano atlántico limpio y espectacular, que en pocas partes se puede disfrutar como en este lugar.
Al final bastante cansados, pero contentos por lo vivido, terminamos la ruta, en la población de Las Bodegas, donde tomamos el autobús, unos km, más adelante de lo previsto, en el bar restaurante "casa africa" frente a unas cervezas y un plato de pulpo cocinado como dios manda, el cual nos reconforto y colmó todos nuestros esfuerzos para llegar a él.
Nuevamente gracias a los atractivos que te ofrece un paisaje tan singular como el canario y sus gentes, hemos disfrutado de una extraordinaria jornada en la naturaleza. Gracias amigos.
Pedro Ansorena.
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