miércoles, 27 de agosto de 2025

Nota de prensa.

Nota de prensa sobre la problemática de la presencia de las autocaravanas en Santander, publicada en El Diario Montañés, el periódico de más tirada de Cantabria. Es una carta al director, una pequeña reseña, pero algo es algo, ya que en el citado diario es difícil que te publiquen un artículo sobre este asunto, pero al menos en esta nota de prensa en el espacio que te permiten de 200 palabras, un autocaravanista dispone de la oportunidad de poder exponer desde su punto de vista, la opinión que le merecen las medidas discriminatorias y disuasorias que el ayuntamiento está tomando contra los autocaravanistas que se acercan a visitar la ciudad sin buscar otras soluciones que no sean la de la sanción y la exclusión.

Pedro Ansorena Antón.




martes, 26 de agosto de 2025

✅ Santander vuelve a dar la espalda a las autocaravanas.

Hace apenas unos días publicaba en este mismo blog una reflexión sobre las dificultades de viajar a Santander en autocaravana. Pues bien, hoy me encuentro con un nuevo ejemplo de cómo el Ayuntamiento continúa con su política de acoso y expulsión hacia quienes nos desplazamos en este tipo de vehículos.

En el barrio de Valdenoja, en la calle Pellegrini Zuñer, junto a un colegio y a dos supermercados (Mercadona y Lupa), existe un amplio aparcamiento situado a unos 6 km del centro y a unos 2 km de las playas. Es un espacio con piso de grava, tranquilo y poco utilizado, ya que no es una zona de la ciudad de saturación y prácticamente todas las viviendas de la zona cuentan con garaje. Era, hasta ayer, posiblemente el único lugar de la ciudad donde las autocaravanas podían estacionar con seguridad, sin molestar a nadie y con buena conexión de transporte público hacia el centro (líneas urbanas de autobús 1 y 2, además de la cercanía de un carril bici).

El uso ordenado de un espacio publico

Allí solían aparcar a diario en verano unas 30 autocaravanas, y en invierno alrededor de 10, que no encontraban espacio ni en la ciudad (plagada de señales restrictivas) ni en el escaso y único área municipal para autocaravanas. Sus ocupantes permanecían uno o dos días, el tiempo suficiente para visitar Santander, aparcando sus vehículos conforme a la instrucción de tráfico PROT 2023/14 👉Ver documento. sin desplegar elementos al exterior, desplazándose en transporte público o bicicleta y consumiendo en los comercios de la zona. Era un turismo discreto, respetuoso y beneficioso para la economía local.

La sorpresa

Sin embargo, esta mañana me he encontrado con la desagradable sorpresa de que el aparcamiento estaba vacío. El motivo: la instalación, al parecer ayer mismo, de una señal restrictiva que prohíbe estacionar a vehículos de más de 1,8 toneladas, excepto turismos. Una señal tan arbitraria como ilegal, porque el Catálogo oficial de señales 👉Ver catalogo de señalizacion aquí. no contempla prohibiciones diseñadas para expulsar selectivamente a un tipo de vehículos, en este caso las autocaravanas.

  La imagen que incluyo aquí habla por sí sola

Un aparcamiento amplio, llano y vacío, convertido de la noche a la mañana en espacio excluyente. El mensaje que envía el Ayuntamiento es claro: por extrañas razones, las autocaravanas no son bienvenidas en Santander.

Lo más preocupante es que esta decisión no viene acompañada de alternativas. La ciudad cuenta únicamente con un área para autocaravanas de escasas 25 plazas, totalmente insuficiente para la demanda, especialmente en temporada alta. El resultado es evidente: expulsar a visitantes que en cualquier otra ciudad europea serían recibidos con normalidad.

A esta política restrictiva se suma el eco que ciertos medios locales dan a las quejas de vecinos intolerantes o desinformados. Quejas que no tienen fundamento y que solo refuerzan prejuicios injustos contra un tipo de turismo que crece cada año en Europa y que, en Santander, parece condenado a la persecución.

Como vecino de esta ciudad, no puedo evitar sentir vergüenza. Vergüenza de unos responsables municipales que malgastan recursos públicos en colocar señales discriminatorias, y vergüenza también de una parte de la ciudadanía que, en lugar de convivir y aprovechar la riqueza que trae este turismo, opta por señalar y excluir.

 Crear incentivos de futuro

Santander tiene una oportunidad: abrirse al autocaravanismo, modernizar su oferta turística y aprender de lo que se hace en el resto de España y de Europa, dando acogida a un turismo que ha decidido viajar en autocaravana y que cada vez está más presente en ciudades y pueblos de todo el continente. Pero mientras tanto, lo que demuestra es justo lo contrario: que aquí, a las autocaravanas, se las quiere fuera.

✍️ Pedro Ansorena Antón.







domingo, 24 de agosto de 2025

✅ Santander y las autocaravanas: entre la prohibición y la oportunidad.

Un verano más, y como ya es costumbre, regresan a la prensa cántabra y a las redes sociales las quejas sobre la presencia de autocaravanas en las calles y aparcamientos de Santander. 



El Diario Montañés y otros periódicos o TV. han vuelto a situar el tema en portada, esta vez por la polémica generada tras el anuncio del Ayuntamiento de crear un área de autocaravanas en Mataleñas.

En este caso, la protesta no se centra tanto en la actividad autocaravanista como en el lugar elegido, considerado por algunos vecinos un espacio de especial protección. Lejos de verse como una oportunidad de ordenación, la propuesta ha sido recibida como un “búnker de cemento” en un espacio natural. Leer la noticia aquí.

Ver noticia TV. aquí.

Sin embargo, no se trata de un conflicto nuevo ni aislado. Desde hace años, en diferentes barrios de la capital cántabra surgen voces contrarias a la presencia de autocaravanas. Hay vecinos que, al ver una autocaravana aparcada en su calle, aunque esté correctamente estacionada, no dudan en llamar a la policía local. Lo llamativo es que, al analizar los argumentos, rara vez se sustentan en razones objetivas o legales. Se repiten frases como: “no nos gustan”, “son ilegales” o “por qué no se van al camping”. Lo cierto es que ni lo uno ni lo otro es cierto: las autocaravanas son vehículos como cualquier otro a efectos de circulación y estacionamiento en España y Europa, y además cuentan con un marco jurídico claro recogido en el Diario de Sesiones de las Cortes Generales, con aprobaciones parlamentarias en cuatro ocasiones, y en la instrucción de tráfico PROT 2023/14, que establece las condiciones en que pueden habitarse como vehículo-vivienda. Ver aquí el documento.

 La singularidad santanderina

Llevo muchos años viajando en autocaravana por Europa y también resido buena parte del año en Santander. En ningún otro lugar he percibido una reacción tan hostil y reiterada hacia las autocaravanas como aquí. Parece que, en ciertos sectores de la sociedad santanderina, lo que incomoda no son solo estos vehículos: también molesta todo aquello que no encaje en una visión de ciudad orientada a un supuesto “turismo de calidad”, entendido como yates, pistas de tenis, campos de golf, hoteles y apartamentos turísticos.

Esa concepción excluyente explica, en parte, por qué los autocaravanistas no somos bien recibidos. Se nos percibe como visitantes “incómodos”, aunque lleguemos a la ciudad con intención de conocerla, consumir en sus comercios y formar parte de su vida urbana como cualquier otro turista.

Prohibiciones arbitrarias y sanciones

El rechazo institucional, alentado por los prejuicios de una parte de la sociedad santanderina, se traduce en la señalización urbana. Santander es probablemente la ciudad española con mayor número de señales de prohibición contra las autocaravanas. En cualquier calle, avenida o aparcamiento de la ciudad que el ayuntamiento o algun ciudadano quejoso vea una autocaravana aparcada correctamente, de inmediato el acoso está asegurado y aparece la señal de prohibición de aparcamiento superior a 1,8 toneladas excepto turismos.

Hace unos años se usaban señales específicas con el pictograma del vehículo y la grúa; hoy se ha optado por una táctica más “disimulada”: señales que prohíben el estacionamiento a vehículos de más de 1,8 toneladas, excepto turismos, pese a que en esos lugares no existe justificación física ni técnica para esa limitación.

Conviene recordar que los ayuntamientos como titulares de las vías públicas y sus aparcamientos, son los responsables civiles y penales de lo que le pueda suceder a un vehículo y sus ocupantes por su negligencia. Por ello siempre que existe un riesgo físico o de otra naturaleza, están obligados a adoptar medidas preventivas, y la señalización es una de ellas. Pero  la colocación de una señal de limitación de peso sin estar justificada, solo para excluir a las autocaravanas es un acto arbitrario. La contradicción es clara: si el turismo sobre pasa ese peso no tiene problema, pero una autocaravana sí. A eso se suman las multas y el cepo, medidas aplicadas con frecuencia de forma selectiva contra las autocaravanas y no contra otros vehículos. Una política de sanción que convierte a la ciudad en un espacio hostil para un tipo de turismo que crece año tras año en toda Europa.

La estrategia del Ayuntamiento

El Ayuntamiento, lejos de afrontar la realidad con soluciones, parece haberse instalado en el acoso de la prohibición como respuesta. Y cuando ofrece alternativas, estas son insuficientes: las llamadas “áreas gueto”, con capacidad para medio centenar de vehículos, cuando la presencia real de autocaravanas en la ciudad alcanza varios cientos al día.

Además, sorprende comprobar que la interlocución del Consistorio no es con los autocaravanistas ni con sus asociaciones —los que realmente conocemos la problemática y podríamos aportar soluciones—, sino con los empresarios de camping. Una visión reduccionista, porque la autocaravana no es un elemento de camping, sino un vehículo con derechos y obligaciones propios dentro del RGC. Santander, de hecho, solo cuenta con dos campings en su término municipal, que además permanecen saturados en verano o cerrados buena parte del año.

Mirar a Europa: organizar en vez de prohibir

La paradoja es que, mientras en Santander se apuesta por la expulsión, en ciudades europeas de mucho mayor tamaño —como Colonia, Múnich, Berlín o Roma, entre otras— ante el problema y la complejidad del aparcamiento de vehículos en los centros urbanos, se desarrollan soluciones inteligentes y sostenibles.

Entre ellas, los llamados Rider Park, aparcamientos para toda clase de vehículos en las afueras que cuentan con conexión directa en transporte público al centro urbano. Una forma de compatibilizar la presencia de todo tipo de vehículos, incluidas las autocaravanas, con la movilidad urbana, sin recurrir a prohibiciones ni sanciones.

Europa produce y matricula cada año más de cien mil autocaravanas. Le guste o no a Santander y a sus ciudadanos o regidores, la presencia de estos vehículos seguirá creciendo. Ignorar la realidad y legislar a golpe de veto no solo es inútil, sino contraproducente: priva a la ciudad de un flujo turístico diverso y en expansión.

 ✅ Convivencia o enfrentamiento

En definitiva, el problema de fondo no es la presencia de autocaravanas, sino la falta de visión, diálogo y organización. Cuando los colectivos implicados se sientan a hablar con los administradores públicos, aportando sus experiencias viajeras con la intención de buscar soluciones, siempre es posible compatibilizar intereses y convivencias. Pero si se opta por la imposición y la exclusión, lo único que se logra es alimentar el enfrentamiento.

Lo lamento por mi ciudad, pero creo que ir contra lo evidente no resuelve nada. En el mundo del turismo, si nos respetamos y nos organizamos hay sitio para todos; si no lo hacemos, la convivencia se vuelve imposible.

Santander tiene en sus manos la oportunidad de ser referente en gestión turística moderna o de convertirse en símbolo de rechazo y atraso.

La elección, tarde o temprano, tendrá consecuencias.

✍️ Pedro Ansorena Antón.


jueves, 21 de agosto de 2025

✅La importancia de llamar a las cosas por su nombre.

A pesar de todo el camino recorrido durante años de trabajo para situar al autocaravanismo en el lugar que creo que le corresponde, todavía hoy nos encontramos con muchas personas —tanto en nuestro entorno cercano como fuera de él— que, desconociendo o sin reparar en lo que realmente es una autocaravana y para qué sirve, la ubican en categorías que poco o nada tienen que ver con su verdadera naturaleza.

Se da la paradoja de que, cuando comentas a alguien que viajas en autocaravana, a menudo no saben de qué hablas. Su primera reacción es imaginar una caravana y, automáticamente, asociarla con el camping. Esta percepción no es casual: es lo que habitualmente oyen o leen en los medios de comunicación y, a veces, también en boca de algunos autocaravanistas que, por costumbre o comodidad, llaman “caravana” a su autocaravana.

En Europa en algunos países la cuestión terminológica está  más definida. En Italia se habla de camper, en buena parte del continente de mobilhome, en Francia lo contrario, el colmo de la deformación conceptual: camping-car. Y, sin embargo, en esos países la sociedad parece más receptiva o menos prejuiciosa con las nuevas formas de viajar. La confusión de nombres no genera allí tantos problemas como en España, donde las palabras pesan más, moldean percepciones sociales y acaban influyendo en la forma en que buena parte de la ciudadanía y de las administraciones públicas nos ven y nos tratan.

Consecuencias de no llamar a las cosas por su nombre

Cualquiera que observe el panorama del autocaravanismo español, sea usuario o no, se dará cuenta de la gran confusión existente sobre qué es realmente una autocaravana, cuál es su concepto y con qué fin ha sido diseñada y homologada.

El término “autocaravana” no es una ocurrencia ni una moda. Es un vehículo homologado por el Estado, definido y aprobado en sesiones parlamentarias y recogido hasta en cuatro ocasiones en el Diario de Sesiones de las Cortes Generales, uno de los lugares en donde reside el alto poder legislativo: 👉 Ver documento. Pag. 25. Y allí no se define nada más que con el nombre de autocaravana y actividad autocaravanista.

Además, figura en el Reglamento General de Circulación, cuyo anexo de definiciones clasifica la autocaravana como vehículo construido con propósito especial, incluyendo alojamiento vivienda y con asientos para sus ocupantes. Y en la ficha técnica de cualquier autocaravana aparece claramente como Vehículo vivienda, códigos 2448 o 3248...........

A pesar de esta definición inequívoca, todavía hay quienes la llaman “caravana”, y a su actividad “caravaning”, “campismo”, “albergue móvil” o “alojamiento turístico al aire libre”......

Ante tanta confusión, no resulta extraño que, aun con la legalidad que nos ampara —desde los debates parlamentarios aprobados, hasta documentos como la instrucción de tráfico PROT 2023/14 👉 Ver instrucción  unos nos quieren enviar directamente al camping. Otros, en cambio, nos sitúan en categorías tan dispares como el circo, el mercadillo o el mundo romaní.

A veces incluso se nos cuelga el sambenito de “gente rara que anda por ahí en vehículos que no gustan, o interrumpen molestando y quitando aparcamientos a los coches”, personas a las que “hay que mantener a raya” y que se deberían de expulsar del espacio urbano o “irse al camping”. Esto provoca situaciones absurdas, como la que viví personalmente: un vecino, al ver de noche una autocaravana estacionada con personas dentro en un aparcamiento público, llamó a la policía convencido de estar actuando como un buen ciudadano frente a un “acto incívico”.

 ✅ La confusión que alimentamos los propios autocaravanistas

No podemos ignorar que, en ocasiones, los propios autocaravanistas contribuimos a esta desinformación. Muchas veces, quizá por abreviar o por no dar la importancia que merece el lenguaje, llamamos “caravana” a nuestra autocaravana. Ese pequeño gesto, aparentemente inofensivo, no hace más que reforzar la confusión y alimentar el desconocimiento generalizado sobre quiénes somos y qué hacemos.

Conviene subrayarlo: una caravana es un remolque, con derechos y obligaciones distintos. Sin animo de desprecio a nada ni a nadie, una autocaravana es otra cosa.

La autocaravana: un vehículo, no un alojamiento turístico

Conviene recordarlo con claridad: una autocaravana no es ni una caravana, ni un turismo, ni un camping-car, ni un albergue móvil, ni un alojamiento turístico.

Es, por encima de todo, un vehículo a motor. En su ficha técnica figura como vehículo vivienda, y esa es su verdadera naturaleza: un medio de transporte que proporciona movilidad en viaje y alojamiento en destino. Nada más, y nada menos.

Su uso es tan variado como el de cualquier otro vehículo: desplazarse para hacer turismo o disfrutar del tiempo libre, asistir a un espectáculo, visitar a familiares o amigos, acudir al trabajo… Y, además, permite comer, dormir, usar el aseo, leer un libro, ver la televisión o simplemente mirar por la ventana, con el derecho indiscutible a estacionar en cualquier lugar permitido sin interrumpir la circulación ni la maniobra de otros vehículos.

Lo curioso es que en esto no difiere de otros medios de transporte que también ofrecen comodidad durante el viaje: camiones, autobuses, barcos, trenes o aviones. Todos ellos cuentan con literas, camas, aseos, cafeterías o comedores, y nadie piensa que sean “alojamientos turísticos” ni que compitan con hoteles, pensiones o campings. Cada uno cumple su función. Y a nadie se le ocurre quitárselos de en medio enviando al camping.

✅ Una mirada a Europa

En Europa los nombres cambian, pero la integración social es distinta. En Italia el término camper se acepta con naturalidad; en Francia se utiliza camping-car sin que ello suponga problemas legales ni limitaciones indebidas; y en Alemania se habla de Wohnmobil (vehículo vivienda) con absoluta normalidad.



La diferencia es que allí, pese a la diversidad terminológica, la sociedad y la administración tienen claro de qué se trata. En España, en cambio, la falta de claridad en el lenguaje alimenta la confusión, los prejuicios de muchos ciudadanos y, lo que es más grave, los de algunos responsables públicos, hace que la autocaravana y su actividad a pesar de lo evidente no acabe de encajar en nuestra sociedad como se merece.

Conclusión: llamar a las cosas por su nombre

Si aceptamos y repetimos denominaciones equivocadas, reforzamos la confusión social y jurídica que tanto daño nos hace. Y si queremos que la autocaravana ocupe el lugar que le corresponde en la sociedad, es absolutamente necesario empezar por lo más básico: llamarla por su nombre.

Una autocaravana es una autocaravana.

Un vehículo vivienda, códigos 2448 o 3248........ en la ficha técnica.

Nada más, y nada menos.


✍️ Pedro Ansorena Antón.


lunes, 18 de agosto de 2025

✅ Autocaravanas, verano y medio ambiente: reflexiones desde el norte.

Nuestra nueva forma de viajar;

Durante más de 25 años. Nuestros viajes en autocaravana nos han llevado por gran parte de Europa y más allá. Desde la jubilación, hemos preferido movernos fuera de los meses de julio y agosto: demasiada saturación en la ruta y en los lugares de visita, calor excesivo y, en definitiva, menos comodidad para disfrutar del viaje.

También hemos recorrido buena parte de España, prácticamente todas las regiones, aunque en trayectos más cortos. Sin embargo, ahora las circunstancias han cambiado. La edad, algunas patologías y la necesidad de atender consultas médicas nos hacen sentirnos un poco “atados” a casa. El espíritu viajero sigue vivo, pero el modo de viajar se ha transformado y es distinto.

El atractivo del norte en verano:

Este verano, condicionados también por las altas temperaturas que soporta gran parte de la meseta y del sur peninsular, hemos optado por salidas cercanas, principalmente por Cantabria y la vecina Asturias hasta los confines con Galicia. Y lo cierto es que ha sido un acierto: aquí el clima es privilegiado y las poblaciones, aunque ya conocidas, siempre sorprenden al volver. Naturaleza, playas, arquitectura rural, patrimonio artístico, tradiciones y una gastronomía envidiable hacen de cada parada un reencuentro agradable.

Sin embargo, la presencia de autocaravanas este verano en la cornisa cantábrica es espectacular. Nunca habíamos visto tantas. Esto, unido al incremento general del turismo en la zona, hace que en algunas localidades la situación resulte incómoda. Probablemente, el calor en el resto del país haya empujado a muchos a buscar refugio en el norte.

Lo curioso es que, aunque por cada autocaravana circulan cientos de coches, son precisamente estas las que llaman la atención y, a menudo, generan rechazo. Incluso se escuchan comentarios como “los autocaravanistas lo llevan todo en sus vehículos y no gastan nada”. Esa percepción de “estorbo” hacia las autocaravanas parece crecer cada día, aunque la constante presencia de autocaravanas no hace más que demostrar que es una buena parte de la sociedad quien elige está forma de disfrutar del tiempo libre y las vacaciones, por lo tanto con más de cien mil autocaravanas fabricadas y comercializadas en Europa cada año, con un montante económico de más de 7.000 millones de €, esto es imparable y lo que mejor podemos hacer, tanto la administración como la ciudadanía, es que en vez de ir contra la realidad y contra corriente, es organizarse.

La realidad también nos indica: que como cualquier viajero, comemos, repostamos, pagamos aparcamientos, visitamos museos o espectaculos y cuando nos apetece tomamos un helado . Y, más allá del manido típico del gasto económico o lo que nos gastamos ( que no es ninguna obligación, si no una consecuencia)  lo importante son los derechos y obligaciones que compartimos, y el valor que aportamos en convivencia, comunicación y conocimiento.

 Los problemas que persisten:

Uno de los aspectos más preocupantes sigue siendo la escasez de puntos ecológicos para vaciar y repostar depósitos. En toda la ruta de la costa cantábrica, desde Santander hasta Galicia, apenas encontramos media docena de lugares habilitados. Si pensamos en los miles de autocaravanas que circulan en verano o a lo largo del año, el resultado es evidente: colas de horas para realizar unos servicios básicos que deberían resolverse en minutos o desplazamientos innecesarios de muchos kilómetros fuera de la ruta o del punto de destino, hasta un lugar en donde hay un punto ecológico para hacer los servicios.

Sorprende esta carencia en un país que presume de vivir del turismo. Mientras se multiplican los puntos de recarga para coches eléctricos o incluso para teléfonos móviles, los puntos ecológicos para autocaravanas siguen siendo prácticamente inexistentes. Y sin embargo, también los autocaravanistas contribuimos con nuestros impuestos al sostenimiento de estas infraestructuras.

En cuanto a la pernocta o el aparcamiento, aunque existen dificultades, no resulta tan problemático: en zonas de playa como San Vicente de la Barquera y otros lugares se han habilitado fincas —de pago o gratuitas— donde se puede estar de día, y después trasladarse a una población cercana para pasar la noche. También hay municipios, como Potes, Colunga, La Isla o Foz, entre otros, que han habilitado espacios amplios para todo tipo de vehículos. Pero el verdadero cuello de botella sigue estando en los servicios.

La falta de visión de la administración provoca que muchos viajeros tengan que “buscarse la vida” para vaciar y repostar, con el riesgo que ello implica para el entorno. Y resulta contradictorio que, mientras se predica el respeto al medio ambiente, no se ofrezcan las herramientas básicas para hacerlo posible.

   La solución no está en poner más trabas:

Si de verdad queremos un turismo sostenible, la solución no está en poner más trabas a las autocaravanas, sino en saber adaptarse a los tiempos y dotar de infraestructuras adecuadas. Porque si nos organizamos y nos respetamos, en este mundo cabemos todos. Solo así se protegerá no solo a las personas y sus modos de entender la vida, también aquello que todos valoramos: nuestro entorno natural y cultural.

Además, no debemos olvidar que las administraciones públicas de nuestro país al igual que las del resto de Europa —especialmente las locales— están adheridas a la política marco europea de protección ambiental. Y no es solo un compromiso político: reciben fondos europeos para aplicarla. Por ello, crear y mantener puntos ecológicos de servicio para autocaravanas no es un capricho, sino una obligación derivada de esos compromisos europeos. Cumplirlo sería la mejor forma de alinear el discurso del turismo sostenible con la práctica diaria.


Pedro Ansorena Antón.



viernes, 15 de agosto de 2025

✅ Nuevo área de autocaravanas de Liérganes (Cantabria): ¿avance o retroceso?.

Introducción:

Liérganes está construyendo un nuevo área de autocaravanas de 28 plazas con fondos europeos y la colaboración del Gobierno de Cantabria.    👉  Ver noticia aquí.

 Este proyecto, de pago y posiblemente gestionado por una empresa externa, pretende sustituir a la instalación que lleva más de 20 años funcionando con éxito en el centro del municipio.

Como impulsor de aquella primera área en 2004, y tras dos décadas observando sus beneficios, creo necesario reflexionar sobre el cambio de modelo que supone esta nueva infraestructura, especialmente cuando incluso desde el propio ayuntamiento hay voces que la consideran una inversión descabellada, técnica y económicamente inviable.

El área pionera de 2004:

En el año 2004, siendo delegado en Cantabria de la PACA (Plataforma de Autocaravanas Autónoma), me reuní con el alcalde de Liérganes para proponerle la creación de un área de autocaravanas. El resultado fue un proyecto sencillo y funcional:

  • Punto de descarga de aguas grises y negras.
  • Recarga de agua limpia.
  • Aparcamiento abierto compartido con otros vehículos, gratuito y con permiso de pernocta.
  • Ubicación céntrica, en un aparcamiento de FEVE gestionado por el ayuntamiento.

En aquel momento, España apenas contaba con este tipo de infraestructuras. La de Liérganes fue una de las primeras al ser la segunda área municipal del país, después de la de Tui (Pontevedra), y supuso un impulso enorme para nuestro proyecto asociativo.

La inversión fue mínima —unos 2.000 €— y la rentabilidad social y turística, enorme. Miles de autocaravanistas de toda España y Europa la han utilizado desde entonces. Muchos británicos la eligen por la proximidad a Santander y su conexión en ferry con Plymouth, convirtiéndola en un punto estratégico para esperar el embarque.

Además, el área ha contribuido ha dinamizar el comercio local y ha dado a conocer internacionalmente los atractivos del valle del Miera, en un municipio que desde 1978 es Patrimonio Artístico Nacional y que hoy forma parte de la red de “Los pueblos más bonitos de España”. Todo ello sin conflictos con los vecinos: en más de 20 años de uso compartido, la integración ha sido ejemplar.

 El nuevo proyecto de 2025:

Hoy, el mismo alcalde que apoyó aquella iniciativa ha optado por un modelo muy diferente. Resulta curioso, pero después de más de dos decadas viendo el resultado de la anterior iniciativa, creo qué, con esta decisión, demuestra no haber entendido nada, al embarcarse en una aventura de dudosa rentabilidad para el municipio que administra, desconociendo las necesidades reales que requiere la actividad autocaravanista y que sí han demostrado beneficiar a su pueblo.

El nuevo proyecto, financiado con fondos europeos y colaboración autonómica, se construye en un terreno municipal a las afueras de la localidad, a aproximadamente un kilómetro del centro, con un acceso en cuesta que resulta incómodo para muchos viajeros y especialmente para las personas mayores o con movilidad reducida.


  Características anunciadas:

  • 28 plazas de estacionamiento.
  • Posible gestión externa, con reservas online y control de acceso automatizado.
  • Instalaciones con servicios completas, incluida electricidad.
  • Uso de pago.
  • Inversión prevista aproximada: unos 500.000 €.

El lugar elegido ha generado alegaciones en el periodo de exposición pública, tanto por su ubicación de impacto paisajístico y medioambiental —no dispone en el la proximidad de red de saneamiento ni de red de presión para bocas de incendios— como por la dudosa viabilidad económica del proyecto para la inversión que se realiza, al contar solo con 27 plazas de aparcamiento.

Por qué considero que es un error:

La experiencia de más de 20 años del área actual demuestra que lo que funciona para los viajeros es la proximidad al destino y la simplicidad en los servicios, no las instalaciones apartadas ni los sistemas complejos de gestión que requieren de un elevado coste económico.

En este caso, la ubicación lejana, el acceso poco cómodo y el previsible coste ( aunque el pago por un servicio prestado, los autocaravanistas estamos acostumbrados y eso no representa ningún problema) para el usuario restarán atractivo. Además, el gasto de dinero público es muy elevado para una infraestructura cuya rentabilidad social y turística es, como mínimo, incierta.

Ante instalaciones mal ubicadas y de gestión de acceso compleja por medio de reserva online, es muy probable que los autocaravanistas opten por acogerse a la Instrucción de la DGT PROT 2023/14 y estacionen en cualquier aparcamiento del municipio lo más próximo a su lugar de visita.

Los autocaravanistas no necesitamos instalaciones cerradas y complejas. Necesitamos áreas de aparcamiento y servicios sencillas, funcionales, abiertas y bien ubicadas, con los servicios básicos, que nos permitan estacionar y pernoctar sin alejarnos de aquello que queremos visitar, sean estas de pago o gratuitas, como proceda.

 Conclusión:

Tras más de dos décadas de uso exitoso, el área de Liérganes ha demostrado que un modelo sencillo, económico y céntrico beneficia tanto a los viajeros como al municipio.

El nuevo proyecto, costoso y alejado, rompe con esa filosofía y plantea dudas sobre su utilidad real. Creo sinceramente que es un destino poco justificado para 500.000 € de fondos públicos, aunque la inversión si se le suman los viales de acceso y otras cosas, no está muy clara, al final podría llegar al doble del coste presentado.

En un artículo anterior de este blog ya advertí sobre las consecuencias que, a mi entender, tiene para el futuro del autocaravanismo la proliferación de este tipo de áreas cerradas y de pago.

   👉 Puedes leerlo aquí: Áreas de servicio para autocaravanas de gestión privada.


 ✍️ Por Pedro Ansorena Antón.


lunes, 11 de agosto de 2025

✅ Áreas de servicio para autocaravanas: cuando la comodidad se convierte en pérdida de libertad y derechos.

Cuando empecé a viajar en autocaravana, a principios de los 2000, las rutas por Francia e Italia me sorprendieron con algo que aquí no conocíamos: las áreas de servicio para autocaravanas. Eran sencillas, prácticas y cercanas a los lugares de interés.

Permitían vaciar el váter químico, descargar aguas grises, llenar el depósito de agua potable y aparcar en plazas adaptadas. Algunas eran gratuitas y otras de pago, pero eso no era lo importante: lo esencial era que ofrecían el servicio que necesitábamos para viajar y visitar lugares.

Por aquella época, en España no existía nada similar. Por eso, cuando me impliqué en la P.A.C.A junto a otros compañeros delegados en distintas regiones, siguiendo el ejemplo de otros países europeos, uno de nuestros primeros objetivos fue convencer a alcaldes y concejales para que crearan este tipo de áreas: espacios tranquilos, discretos y funcionales, pensados para facilitar el viaje.


 Primer plano utilizado como modelo para la creación de las áreas de servicio:

Ver documento.

Los inicios:

En principio, no fue una tarea nada fácil. La falta de referencias claras hacía que muchos responsables municipales dudaran y desconfiaran de lo que le proponíamos.

Además, las autocaravanas se seguían asociando casi exclusivamente a los campings (visión que, a pesar de todo lo trabajado, aún hoy persiste en parte de la sociedad y también en algunos de nuestros administradores públicos).

Con la creación de las primeras áreas municipales —Tui (Pontevedra), Liérganes (Cantabria) y Bermeo (Vizcaya)— se establecieron puntos de referencia y la desconfianza inicial empezó a ceder. Ese fue el punto de partida de lo que hoy tenemos.

Han pasado más de veinte años y hoy contamos con más de 1.200 áreas públicas y privadas repartidas por todo el país, muchas gratuitas y otras de pago. Un avance que, sin duda, ha mejorado la vida de miles de autocaravanistas y ha animado a miles de familias a comprar una autocaravana.

Cuando la buena idea se tuerce:

En los últimos tiempos, quizá motivado por cierta resistencia que por extrañas razones o motivos nuestra sociedad manifiesta al asumir nuevas formas de viajar, ha surgido un retroceso preocupante.

Todavía hay quien no acepta ver a estos vehículos —y a sus usuarios— fuera del camping, y esa mentalidad se traslada también a algunos administradores públicos.

En consecuencia, algunos ayuntamientos, al crear un área, aprovechan para prohibir el aparcamiento de autocaravanas en el resto del municipio, incluso sancionando a quien aparque fuera de ese espacio. Ofreciendo una imagen al ciudadano distorsionada de la realidad. Una imagen de que al aparcar nuestros vehículos fuera de las áreas, estamos cometiendo un acto ilegal, una situación que aparte de no ser cierta, es carente de rigor y una injusticia.

Y no solo eso: en muchos casos, las áreas se ubican —como si hubiera algo que ocultar— en las afueras, lejos de los lugares de interés, con escasa o nula conexión con el transporte urbano y, a veces, con capacidad insuficiente para la demanda real.

Hay que tener en cuenta que muchos usuarios de autocaravanas son personas de edad avanzada que, en los últimos años de su vida, han decidido cumplir el sueño que no pudieron realizar durante su etapa laboral: viajar.

Entre ellos, algunos tienen problemas de movilidad. Si las áreas están alejadas, sin buen transporte público, o si al desplazarse con el vehículo para acercarse al destino reciben una sanción, el panorama es desalentador. 

La sensación es clara: se nos aparta de la vista. Se nos relega a un espacio periférico y se ignora un derecho que ha sido reconocido hasta en cuatro ocasiones en iniciativas parlamentarias aprobadas en las Cortes Generales —uno de los pilares legislativos del país—, y ratificado en documentos como la instrucción de la DGT PROT 2023/14.

Esta instrucción después del estudio por el órgano competente de las leyes que nos afectan aclara, que el derecho a aparcar en igualdad de condiciones que cualquier otro vehículo de hasta 3.500 kg se mantiene incluso si los ocupantes están dentro del vehículo, siempre que no se viertan líquidos, no se produzcan ruidos y no se saquen elementos al exterior que excedan su perímetro. En ese caso, el vehículo está aparcado y no acampado, por lo que se rige por las normas de tráfico, no por las de acampada.

 Del servicio público al negocio controlado:

A este problema se suma la nueva tendencia de algunos ayuntamientos de encargar la instalación de áreas a empresas que usando las ultimas tecnologías, las ubican en recintos cerrados tipo camping, de pago, con control de acceso por tarjeta o reserva online, y que externalizan su gestión como negocio privado. Como el caso de Santander donde se pretende utilizar suelo publico y fondos europeos para crear un área para autocaravanas y después privatizar su gestión.

https://www.facebook.com/share/162gepEnWx/

No se trata de rechazar el pago por un servicio, sino de lo que este modelo implica: un regreso al escenario del turismo tradicional —para eso ya están los campings—, con temporalidad, reservas, horarios y pérdida de espontaneidad.

Precisamente de ese escenario nos alejamos cuando decidimos adquirir una autocaravana.

El estímulo de viajar así está basado en aprovechar mejor el tiempo libre. Una familia que viaja en autocaravana la mayoría de las veces no sabe con certeza dónde pasará la noche: depende de los atractivos o contratiempos que encuentre en su ruta. Cuantas menos ataduras haya en el camino, mejor podrá disfrutar del viaje.

Para cumplir una etapa solo se necesita un lugar discreto y tranquilo donde aparcar, lo más cerca posible del destino o del lugar visitado.

Muchos hemos invertido en una autocaravana precisamente para huir de esas ataduras y recuperar la libertad de movimiento, disfrutando del viaje como actividad principal. Ahora, con la creación de este tipo de áreas ''gueto'', se nos empuja de nuevo al punto de partida.

Comodidad vs. libertad:

Si aceptamos sin cuestionar estas áreas de diseño y acceso controlado, estamos renunciando a una parte fundamental de la filosofía autocaravanista.

Durante años hemos defendido que nuestro vehículo es eso: un vehículo, no un producto turístico al margen del Reglamento General de Circulación, que por prejuicios o intereses económicos deba encerrarse en un “redil” vigilado y apartado de su esencia.

Cambiar comodidad por libertad puede parecernos un pequeño sacrificio, pero a la larga es una pérdida de principios difícil de recuperar.

La solución está en lo básico:

Lo que necesitamos no son macroáreas periféricas controladas —que, además, con muchas autocaravanas juntas, impactan visualmente y refuerzan el prejuicio que muestran muchos ciudadanos de que pertenecemos a los camping—, sino puntos ecológicos de servicio repartidos por el territorio, al igual que ya se están creando para la recarga de coches eléctricos.

En ellos podríamos hacer vaciados, llenados y mantenimiento básico.

Después, deberíamos poder aparcar o pernoctar en el lugar de destino: en un aparcamiento público, en una zona habilitada o, si es necesario, en un área próxima pero no impuesta. Quienes no respeten las normas deben ser sancionados con las herramientas legales que ya existen. Pero a los que sí cumplimos, que nos dejen en paz.

Áreas restrictivas tipo “redil”: NO.

Puntos de servicio y libertad de estacionamiento: SÍ cuantos más mejor.

Ese es el camino para un autocaravanismo que crezca sin perder su esencia.


📌 Recuadro legal: Instrucción PROT 2023/14 de la DGT

Ver instrucción.

La Instrucción PROT 2023/14, emitida por la Dirección General de Tráfico, reafirma que las autocaravanas de hasta 3.500 kg son vehículos a motor y, como tales, tienen derecho a aparcar en las mismas condiciones que cualquier otro vehículo de igual o menor peso.

  • No se puede prohibir su estacionamiento en vía pública solo por el hecho de ser autocaravana.
  • Las únicas restricciones válidas son las que afectan también a otros vehículos (peso, dimensiones, seguridad vial, etc.).

 Sentencia del TSJA: ver documento.

 Modelo de ordenanza recomendado por la FAMP: ver documento.

Las ordenanzas municipales deben respetar estos principios y no imponer zonas exclusivas de aparcamiento para autocaravanas si no existe justificación técnica o de seguridad.

 En resumen: las iniciativas parlamentarias aprobadas en Las Cortes Generales y las leyes estudiadas por el departamento de normativa y recursos de la DGT. están de nuestro lado. El reto está en que los ayuntamientos las apliquen de forma coherente y no utilicen las áreas como pretexto para a nuestra costa y en nuestro detrimento, alimentar prejuicios o intereses económicos que limiten derechos.

Pedro Ansorena Antón.

viernes, 8 de agosto de 2025

✅ Autocaravanismo: auge social, rechazo local. Una reflexión desde el verano de 2025.


En pleno agosto, con las carreteras a rebosar y la temporada alta en marcha, las autocaravanas se han convertido —una vez más— en protagonistas del paisaje turístico español. Su número no deja de crecer, confirmando una tendencia que ya es estructural: el autocaravanismo está en auge. Familias, parejas, jubilados y jóvenes eligen cada vez más este modo de viajar por su libertad, aprovechamiento del tiempo libre, autonomía al no tener que depender de las ataduras de las reservas del turismo convencional  y contacto con el entorno.

Pero también, como cada verano, resurgen las voces que expresan malestar, rechazo o directamente hostilidad hacia esta forma de viajar. El crecimiento del fenómeno va acompañado de una respuesta social y mediática que se repite año tras año, como si el país por su manera   de ver las nuevas formas que aparecen para un mejor aprovechamiento del tiempo libre o vacacional, le da la espalda y no terminara de entender qué significa convivir con este tipo de turismo. No se entiende muy bien lo que molesta de él: si es el vehículo, (cabe recordar que, por mucha presencia que tengan, estos vehículos representan hoy menos del 0,2% del parque nacional censado y como mínimo pagan el doble de impuestos que un turismo convencional) si son las áreas de servicio, también se están creando zonas para autobuses turísticos, motos, bicicletas o carga de coches eléctricos, puertos deportivos para barcos de recreo y nadie protesta por ello. Eso, sinceramente, debería hacernos reflexionar.

 El caso de Mataleñas: cuando una infraestructura pública se convierte en problema:

En Santander, en la zona de Mataleñas, a unos 6 Km. del centro de la ciudad, el ayuntamiento ha proyectado un área de estacionamiento y pernocta para autocaravanas, financiada con fondos europeos. Tendrá unas 30 plazas de pago, una zona amplia de aparcamientos para automóviles, zonas ajardinadas y buena conexión con el transporte público. Una iniciativa lógica para adecentar la zona y canalizar el flujo creciente de vehículos vivienda.

Pero la reacción de algunos vecinos ha sido airada: pasquines, lazos negros, manifestaciones y protestas en medios. Se oponen a una infraestructura pública que, lejos de ser una amenaza, representa una solución ordenada y sostenible.

Los titulares lo dicen todo:

Una actividad legal que aún se percibe como sospechosa:

Gracias al trabajo del colectivo autocaravanista y su interlocución con las Cortes Generales ( uno de los lugares en donde reside el poder legislativo de nuestro país), la DGT, las CCAA y la FEMP, hoy:
  • El estacionamiento de autocaravanas está regulado legalmente.
  • Se han publicado instrucciones claras como la 08/V-74 o la actual PROT 2023/14.
  • Muchas CCAA ya tienen normativas específicas.
  • Algunos ayuntamientos han promovido y aprobado OOMM conforme a los contenidos de las instrucciones de la DGT.
Y sin embargo, todavía hay ayuntamientos que no las aplican, imponiendo restricciones arbitrarias o expulsando a las autocaravanas del municipio. Eso alimenta ante sus vecinos la idea de que están fuera de lugar, de que estamos frente a una actividad ilegal, lo cual no solo no es cierto, es erróneo: es injusto.

Una sociedad reacia al cambio: ¿rechazo o desconocimiento?:

Mucho del rechazo parece responder al miedo a lo desconocido: ¿quiénes son?, ¿ a qué vienen, ¿qué traen?, ¿qué se llevan? Algunos creen que el espacio público es solo suyo y los de fuera no tienen derecho a él. Por eso es clave una pedagogía social que explique qué es el autocaravanismo, qué aporta y por qué no es un enemigo. Esa pedagogía no solamente es responsabilidad de los autocaravanistas, lo es mucho más de nuestros administradores públicos.

Con la intención de hacer pedagogía, artículo publicado en el año 2.011.

“Cada vez es más necesario encontrarnos con las exigencias que requiere transferir recursos turísticos sobre el territorio sin comprometer la integridad medioambiental de este con estructuras y obras costosas de incierto futuro... con la creación de las primeras áreas de servicio y descanso para este tipo de turismo.”

No es un fenómeno nuevo: Italia, 2011:

Ya en 2011 publiqué una reflexión sobre Italia y el autocaravanismo. El tristemente fallecido Raphaelle Giannuzzi, uno de los considerados "padres" de la Ley Fausti, figura destacada del sector, advertía entonces de lo mismo: expansión de la actividad y rigidez institucional o social.

Conclusión: una llamada a la convivencia:

El marco legal ha avanzado, el poder legislativo con la aprobación de cuatro iniciativas parlamentarias, ya ha hecho su labor, es el poder ejecutivo en un claro desprecio a lo aprobado por el el legislativo y conforme a nuestra constitución, quien no cumple. Por lo tanto no es de extrañar que la aceptación social siga pendiente. Ganar esa batalla pasa por convivir, comunicar y normalizar. Porque el problema no está en las autocaravanas, sino en nuestra forma de verlas.

Pedro Ansorena Antón.

jueves, 7 de agosto de 2025

✅¿Por qué el autocaravanismo español no tiene una voz única?:

Uno de los mayores problemas que hoy enfrenta el colectivo autocaravanista en España es la falta de una representación unificada y eficaz. 

No existe, a día de hoy, un órgano federativo (digo federativo porque las federaciones tienen sus ventajas, ya que son muy reconocidas y tenidas en cuenta por nuestras administraciones públicas o el Estado) estable que represente a todos los autocaravanistas en el conjunto del Estado y que, además, mantenga relaciones activas no solo en España tambien en el ámbito europeo. Y esa carencia nos deja en una posición débil para defender nuestros derechos, especialmente cuando se trata de influir en normativas, reglamentos o decisiones que afectan directamente a nuestra forma de viajar. La falta de unión se ha notado en la última reforma del R.G.C. la sensación de falta de unidad, cada uno ha lo suyo, ha sido notable, donde a nuestros administradores públicos  de nuevo y una vez más se les ha dado una imagen de debilidad y ya se sabe, a la hora de tomar decisiones “ la cuerda siempre parte por el lugar más débil”.

¿Cuestión de egos o de protagonismos? No es tan simple:

Algunos achacan esta fragmentación a una cuestión de egos o de protagonismos entre los dirigentes de distintas asociaciones territoriales. Y aunque no se puede negar que el personalismo existe, sería simplista pensar que ese es el motivo tan fácil para una situación tan compleja. En mi opinión, las causas son más profundas y estructurales, y conviene analizarlas con cierta perspectiva.

Un colectivo libre por naturaleza… y poco dado a organizarse:

La primera razón la podemos encontrar en la propia idiosincrasia del autocaravanista. Aunque las autocaravanas se utilizan con fines diversos —viajar, hacer turismo, convivencias, acampadas organizadas, etc. hay un hilo conductor que une a todos sus usuarios: la búsqueda de libertad. Romper con las ataduras del turismo convencional, decidir sobre la marcha, improvisar el rumbo, no depender de estructuras rígidas. Esta forma de entender la vida y el viaje conlleva, muchas veces, una actitud muy independiente, poco proclive a implicarse colectivamente en asociaciones o estructuras organizadas.

Y esto tiene consecuencias: menos del 10% de los autocaravanistas están hoy asociados. Sin una base asociativa fuerte, cualquier intento de representación global nace cojo. Y sin representación legítima, la interlocución con las administraciones es débil o inexistente.

El peso excesivo del enfoque territorial:

La segunda causa quizas tiene que ver con una realidad muy española: la tendencia a mirarnos el ombligo territorial. En muchas áreas —y el autocaravanismo no es la excepción— las iniciativas tienden a encerrarse en el ámbito local o regional. Hoy existen en España más de una treintena de asociaciones de carácter territorial. De ellas, apenas tres o cuatro tienen vocación estatal. Y cuando se ha intentado poner en marcha una federación que agrupe a todas, los intentos han fracasado, entre otras cosas, por falta de apoyo o por la poca generosidad o los recelos entre asociaciones.

Esta situación es paradójica: la autocaravana es, por definición, un vehículo para viajar sin fronteras. Pero sus estructuras asociativas, en cambio, piensan y actúan como si la realidad acabara en los límites de su comunidad autónoma. ¿De qué sirve conquistar derechos o servicios en un territorio, si al salir de él nos volvemos a encontrar en un escenario de   restricciones, prohibiciones o sanciones?

El contraste de algunos países europeos: otras realidades, otras soluciones:

En países como Francia, Italia o Alemania, el asociacionismo autocaravanista que nos lleva más de 40 años de ventaja, ha conseguido tener una voz fuerte ante las administraciones. En Francia e Italia., por ejemplo, las estructuras nacionales trabajan con eficacia en la defensa de derechos, la creación de áreas de servicio y la armonización legal. En Alemania, aunque no existe una ley específica, sí hay interlocución constante entre las asociaciones y los distintos niveles de gobierno. El Portugal  la respuesta colectiva ha hecho dar marcha atrás al Gobierno derogando la última ley restrictiva que habían aprobado contra las autocaravanas. El resultado es un ecosistema legal y de infraestructuras más amigable para el usuario.

En España, en cambio seguimos sin una estructura estable de representación nacional, cada uno va a lo suyo, lo que hace que cada colectivo piense más en relacionarse con su ayuntamiento o su comunidad autónoma que con el Estado o la administracion central, sin visión ni coordinación estratégica.

Una actividad sin problemas turísticos… pero sí legales y de servicios:

Conviene dejar algo claro: como turistas, no tenemos problemas. Lo que genera conflicto no es el turismo en sí, sino el uso del vehículo: dónde estacionarlo, cómo gestionar los residuos, si se puede pernoctar legalmente en un determinado lugar o si se imponen sanciones arbitrarias por simplemente estar aparcado en una autocaravana.

Por tanto, nuestra interlocución necesaria no es con Turismo, sino con organismos como la Dirección General de Tráfico (DGT), los departamentos de Movilidad y Urbanismo de las administraciones, y las entidades encargadas de la planificación de infraestructuras sostenibles. Sin una representación unificada, es imposible influir de manera eficaz en estos ámbitos.

La falsa ilusión de unidad en las redes sociales:

Otro fenómeno reciente es el crecimiento de la actividad en redes sociales. Hay miles de autocaravanistas que participan en foros, comparten consejos o protestan ante una ordenanza injusta, sobre todo se lamentan mucho si les echan de algún lugar o les sancionan. Pero ese activismo digital no se traduce en estructura, compromiso ni organización. Se genera una sensación de comunidad, pero sin base estable ni capacidad real de interlocución. El individualismo digital es cómodo, pero no construye futuro.

Es hora de mirar más allá de nuestro propio terruño:

Mientras las asociaciones sigan funcionando de forma aislada, con miradas cortas y sin asumir la necesidad de generosidad y equilibrio organizativo, el colectivo autocaravanista seguirá siendo vulnerable. Para crear una federación fuerte, representativa y duradera, no hace falta que todas las asociaciones sean grandes: basta con que todas acepten una regla justa y horizontal: una asociación, un voto. Ese podría ser el primer paso hacia una representación verdaderamente federal equilibrada, estable y orientada al futuro. Debemos de aprender de uno de los errores de la fracasada F.E.A.A. "tengo más socios por lo tanto tengo más votos, mando más por lo tanto exijo más". Que gran error, ante esta actitud ¿en donde están los fines, en donde queda la generosidad?.

Conclusión: o nos organizamos, o nos organizan:

La realidad es clara: cada vez la presencia de las autocaravanas en todos los espacios es mayor, titulares de prensa ya lo catalogan como una preocupante invasión a la que hay que tratar de poner freno.

Ver en los siguientes enlaces:

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https://www.eldebate.com/motor/20240708/invasion-caravanas-problemas-convivencia-crean-miles-turistas-duermen-vehiculos_211273.html

Lo curioso del caso es que en realidad el parque de autocaravanas que está censado en España  no llega al 0,2% del total del parque censado de vehículos en nuestro país, pero al parecer las únicas que estorban son las autocaravanas no así el resto de vehículos.

Está forma de vernos nos tiene que ofrecer una lectura de la realidad, o el autocaravanismo se organiza y se une en torno a una representación sólida, o seguirá a merced de los prejuicios y de decisiones ajenas contra nosotros. El colectivo crece, y los retos también. No podemos seguir viajando como europeos y organizándonos como aldeas. Hace falta visión de conjunto, altura de miras y compromiso real con el futuro.

Porque sin unidad, no hay defensa posible.

Pedro Ansorena Antón.

martes, 5 de agosto de 2025

✅ Jurisprudencia, tribunales y defensa jurídica: una vía compleja pero necesaria para el autocaravanismo.

 A medida que el autocaravanismo se consolida como una forma de viajar , trabajando para tratar de implementarse en una sociedad a veces muy reticente o desconfiada con algunas de las nuevas  formas de entender la vida que aparecen. 

Quizás por ello y entre otras cosas, también crecen las dificultades a las que se enfrenta, especialmente en el ámbito municipal  o núcleos urbanos . Por ello las ordenanzas de movilidad aprobadas por algunos ayuntamientos siguen imponiendo restricciones arbitrarias al aparcamiento o circulación de autocaravanas, sin base jurídica suficiente ni justificación técnica. Frente a ello, algunas asociaciones autocaravanistas están tratado de desarrollar una labor tan loable como arriesgada pero siempre de agradecer, comenzado a explorar una vía hasta ahora poco transitada: la judicial.

La vía judicial: un camino necesario… pero no exento de riesgos:

En los últimos años, diferentes colectivos han optado por impugnar ordenanzas municipales restrictivas mediante recursos contencioso-administrativos. Algunas sentencias han dado la razón a los autocaravanistas. Entre otras, un ejemplo destacable es la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), que anuló la ordenanza de un ayuntamiento por vulnerar el principio de igualdad entre vehículos. En cambio, otros casos han supuesto reveses importantes, como la sentencia del Tribunal Supremo sobre la ordenanza de Vélez-Málaga, que terminó avalando la legalidad de unas restricciones injustificadas.

La experiencia demuestra que esta vía, aunque legítima, ya que el poder judicial es uno de los poderes por los que se rige nuestro estado constitucional, implica importantes riesgos. 

Por otra parte, las asociaciones carecen, por lo general, de recursos económicos para contratar gabinetes jurídicos especializados ya que el asociacionismo solo representa a un escaso 10% del censo de autocaravanas y Camper homologados en España .Con los ingresos que disponen de las cuotas de sus asociados, a lo sumo pueden sufragar la defensa en tribunales ordinarios, pero si el caso escala a tribunales superiores —donde los ayuntamientos acuden con equipos jurídicos bien dotados— las probabilidades de éxito disminuyen drásticamente.

✅¿Qué está en juego?:

Una sentencia contraria del Tribunal Supremo no solo resuelve un caso concreto, sino que sienta jurisprudencia, es decir, crea un precedente legal que los jueces pueden aplicar en casos similares futuros. Por eso, una mala estrategia o una defensa débil puede convertirse en una losa jurídica para el colectivo en su conjunto.

Esto obliga a una reflexión serena sobre cómo y cuándo acudir a los tribunales. La vía judicial debe ir acompañada de asesoramiento sólido y una visión estratégica que combine lo jurídico con lo institucional y lo social. También es crucial documentar adecuadamente los casos, reunir pruebas y recurrir solo cuando haya base sólida para ello.

La DGT y la impotencia administrativa:

En muchas ocasiones, los propios responsables de la Dirección General de Tráfico (DGT), ante la reclamación a esta entidad del estado, por no ser respetadas instrucciones como la anterior 08/V-74. o la proliferacion de señales injustificadas o la instalación de gálibos disuasorios sin justificación técnica, han manifestado su impotencia. Ante ello, la respuesta oficial es clara: "Recurran ustedes por vía judicial".

Esta posición, aunque comprensible desde un punto de vista competencial, deja al ciudadano solo frente a administraciones poderosas.

 ¿Y ahora qué?:

Lo deseable sería que el desarrollo normativo estatal y autonómico ofreciera herramientas más claras para garantizar los derechos del colectivo autocaravanista. Nosotros  ya hemos desarrollado nuestra labor en el poder legislativo con la aprobación de hasta cuatro iniciativas parlamentarias que reconocen y aprueban nuestra actividad.

Mientras tanto el poder ejecutivo que es quien tiene que cumplir el mandato del legislativo, nos deja en el limbo de tener que recurrir a la vía judicial, que es una opción válida, pero no debe abordarse de forma improvisada. Cada paso debe ser medido y respaldado por una estrategia colectiva, realista y rigurosa.

Enlace útil:

Puedes consultar el bloque documental sobre sentencias y defensa jurídica aquí: 👉

 "https://cosasdelautocaravanismo.blogspot.com/p/documentos-y-normativa-del.html#jurisprudencia"

Este artículo es una invitación a la reflexión. No se trata de frenar el activismo jurídico, sino de impulsarlo con cabeza, con profesionalidad y con vocación de servicio al conjunto del colectivo. La experiencia nos enseña que solo desde el conocimiento, la coordinación y la prudencia podemos avanzar sin retroceder.

Nota:

Para aquellos que "por línea de baja" me envían comentarios o críticas  (aunque no entiendo muy bien por qué no se identifican y lo hacen por anónimo, ya que de las críticas hechas con respeto y buena intención, siempre se aprende algo) aclarar que cuando público algo en el blog, que como en este caso, trata y opina sobre legislación o el aspecto jurídico, al no ser un experto o conocedor de la materia, trato de documentarme y estos artículos son revisados con la ayuda de un licenciado en derecho administrativo, que altruista y generosamente me ayuda, corrigiendo o aportando algunas cosas. Por mi parte me limitó a tratar de aportar la experiencia de 25 años como autocaravanista implicado en la reivindicación de esta actividad que nos apasiona.

Pedro Ansorena Antón.