El martes dia 14 de febrero, por nuestros compromisos administrativos y personales, interrumpimos momentáneamente la estancia invernal en nuestra querida tierra isleña para desplazarnos por unos dias a Cantabria, en donde como es habitual en el mes en curso, encontramos una Cantabria en plena estación invernal con la presencia de la esperada y preciada nieve, que en este caso estaba por encima de los 800 mt. de altitud sobre el mar.
Sin duda, la sensación, el atractivo y contraste que representa el pasar de un clima invernal tan benigno como el del archipielago canario, en apenas tres horas de avión, al clima del norte peninsular, es una experiencia y atractivo que, especialmente en invierno, os recomendamos. La primera sensación que uno percibe, se manifiesta cuando desciendes del avión en el aeropuerto santanderino de "Parayas" y te aproximas caminando a pie por el asfalto de la terminal, un aeropuerto de los catalogados por algunos "como de ciudad de provincias", o lo que es lo mismo, sin la modernidad que el pasajero suele encontrar en aquellos considerados de "más caché" o categoría, donde uno se encuentra con infraestructuras aeroportuarias de primera categoría, con modernos muelles de embarque o desembarque u otras cosas por el estilo, donde al pasajero solo le falta la alfombra roja que le traslade hacia la terminal y le ponga en manos de sus recibidores.
Aunque esta no es una sensación nueva para mi, ya que por mi anterior vida de trabajo, albergo en mi curriculum de viajero por los aires, con destino entre varios continentes de este nuestro Mundo, de varios cientos de horas en aviones y en aeropuertos de todo tipo. En aeropuertos como el de "Parayas" y otros que hay por ahí, no se encuentran ni tampoco se ven algunas de estas cosas, que la modernidad y los nuevos tiempos en algunas ocasiones nos ofrecen, es un arepoerto "más humanizado", donde uno se encuentra descendiendo del avión por sus propios medios, poniendo los pies en el suelo firme después de muchas millas aéreas de travesía, viajando por esos cielos de dios, trasladado mágicamente y por arte de la ciencia o del progreso humano, en este caso del verano al invierno.
En aeropuertos como el santanderino después de un viaje desde cualquier lugar, uno percibe nada más descender, el contraste y la caricia en el rostro de un soplo de aire fresco, en este caso de frio invernal, lleno de aromas y frescores de la bahía santanderina, el mar cantábrico o la cordillera cantábrica.
Otra de las multiples y repentinas sensaciones que uno percibe en este desplazamiento de lugar, es el llegar a tu casa y despues de varios meses fuera de ella, sentir un poco de desconcierto a la hora de la ubicación de las cosas, o el sentir la frialdad del hogar, sobre todo cuando llega la noche y te retiras a descansar, la sensación de la humedad de las sabanas de la cama en contraste con la de Tenerife resulta muy destacado, tambien la necesidad de poner en marcha la calefacción y las ventanas cerradas del hogar que contrastan con la claridad y la sensación que produce el estar con las ventanas abiertas y la vida alegre o placentera que te proporciona cotidianamente el sol de la terraza del apartamento en el que uno vive o disfruta del invierno en canarias.
En fin, que estas son algunas de las sensaciones que hemos percibido en el inicio de nuestra escapada invernal hasta Santander.
En los dias sucesivos y salvados los trámites que nos habían traído hasta aquí, los dedicamos a vivir el contraste que nos ofrece el territorio cantabro con respecto a Canarias y que representa la vida santanderina de invierno, visitando a la familia y desplazarnos por la Cantabria profunda y rural, para disfrutar del incomparable paisaje que nos ofrecen (en algunos casos con nieve), sus pueblos o aldeas, dando buena cuenta de la abundante y exquisita gastronomía popular.
Bueno.....como en este relato, por la falta de tiempo, no me quiero extender más y como cada vez estamos más convencidos que unas imágenes valen más que mil palabras, en el siguiente enlace, aunque solo sea gráficamente, os invitamos a disfrutar de Santander y El Valle del Miera, en invierno.
Para ver otras imágenes Pulsar aquí
Sin duda, la sensación, el atractivo y contraste que representa el pasar de un clima invernal tan benigno como el del archipielago canario, en apenas tres horas de avión, al clima del norte peninsular, es una experiencia y atractivo que, especialmente en invierno, os recomendamos. La primera sensación que uno percibe, se manifiesta cuando desciendes del avión en el aeropuerto santanderino de "Parayas" y te aproximas caminando a pie por el asfalto de la terminal, un aeropuerto de los catalogados por algunos "como de ciudad de provincias", o lo que es lo mismo, sin la modernidad que el pasajero suele encontrar en aquellos considerados de "más caché" o categoría, donde uno se encuentra con infraestructuras aeroportuarias de primera categoría, con modernos muelles de embarque o desembarque u otras cosas por el estilo, donde al pasajero solo le falta la alfombra roja que le traslade hacia la terminal y le ponga en manos de sus recibidores.
Aunque esta no es una sensación nueva para mi, ya que por mi anterior vida de trabajo, albergo en mi curriculum de viajero por los aires, con destino entre varios continentes de este nuestro Mundo, de varios cientos de horas en aviones y en aeropuertos de todo tipo. En aeropuertos como el de "Parayas" y otros que hay por ahí, no se encuentran ni tampoco se ven algunas de estas cosas, que la modernidad y los nuevos tiempos en algunas ocasiones nos ofrecen, es un arepoerto "más humanizado", donde uno se encuentra descendiendo del avión por sus propios medios, poniendo los pies en el suelo firme después de muchas millas aéreas de travesía, viajando por esos cielos de dios, trasladado mágicamente y por arte de la ciencia o del progreso humano, en este caso del verano al invierno.
En aeropuertos como el santanderino después de un viaje desde cualquier lugar, uno percibe nada más descender, el contraste y la caricia en el rostro de un soplo de aire fresco, en este caso de frio invernal, lleno de aromas y frescores de la bahía santanderina, el mar cantábrico o la cordillera cantábrica.
Otra de las multiples y repentinas sensaciones que uno percibe en este desplazamiento de lugar, es el llegar a tu casa y despues de varios meses fuera de ella, sentir un poco de desconcierto a la hora de la ubicación de las cosas, o el sentir la frialdad del hogar, sobre todo cuando llega la noche y te retiras a descansar, la sensación de la humedad de las sabanas de la cama en contraste con la de Tenerife resulta muy destacado, tambien la necesidad de poner en marcha la calefacción y las ventanas cerradas del hogar que contrastan con la claridad y la sensación que produce el estar con las ventanas abiertas y la vida alegre o placentera que te proporciona cotidianamente el sol de la terraza del apartamento en el que uno vive o disfruta del invierno en canarias.
En fin, que estas son algunas de las sensaciones que hemos percibido en el inicio de nuestra escapada invernal hasta Santander.
En los dias sucesivos y salvados los trámites que nos habían traído hasta aquí, los dedicamos a vivir el contraste que nos ofrece el territorio cantabro con respecto a Canarias y que representa la vida santanderina de invierno, visitando a la familia y desplazarnos por la Cantabria profunda y rural, para disfrutar del incomparable paisaje que nos ofrecen (en algunos casos con nieve), sus pueblos o aldeas, dando buena cuenta de la abundante y exquisita gastronomía popular.
Bueno.....como en este relato, por la falta de tiempo, no me quiero extender más y como cada vez estamos más convencidos que unas imágenes valen más que mil palabras, en el siguiente enlace, aunque solo sea gráficamente, os invitamos a disfrutar de Santander y El Valle del Miera, en invierno.
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¡ AH! se nos olvidaba, si algún dia os acercáis por aquí y aparte de disfrutar de otras cosas, os queréis dar un buen homenaje gastronómico como dios manda, a base de los productos típicos de la tierra cocinados con amor y esmero, tomad nota de estas coordenadas. Restaurante "La Vieja Escuela", Barrio La Concha, San Roque de Rio Miera Nº43º12' 32'' W-3º42'10''. http://www.laviejaescuela.eu/
Saludos.
Pedro Ansorena y Senia Bonaechea.
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