lunes, 18 de abril de 2011

Disfrutar del período de floración en el valle de Valdivielso y las Caderechas.

Cuando en el otoño pasado visitamos las comarcas de Las Merindades y La Bureba burgalesa, quedamos sorprendidos por la cantidad de plantaciones y huertas de árboles frutales, que albergan estas dos bonitas comarcas del norte de Burgos, especialmente, la de la merindad de Valdivielso y la comarca burebana de Las Caderechas. En aquel momento, tanto Senia, como yo, pensamos que si nuestros planes de vida y de ocio nos lo permitían, en la primavera y en la época de floración no estaría nada mal viajar con nuestra autocaravana y disfrutar de las bellezas que en esa época te puede ofrecer esa zona tan peculiar.


Con este recuerdo en nuestras memorias, recién llegados a Cantabria de nuestro "retiro invernal" en las islas afortunadas del archipiélago canario, y como teníamos en mente hacer algún desplazamiento corto por ahí, para poner a punto nuestra invernada autocaravana, en previsión del viaje primaveral, de unos dos meses, que solemos hacer por algún lugar antes de que lleguen los calores, el pasado viernes dia 15 de Abril, junto con nuestra amiga Pilar, decidimos darnos una vuelta por ahí, y que mejor que satisfacer nuestra curiosidad y acercarnos hasta las comarcas burgalesas, que tan buen recuerdo han dejado en nosotros el pasado otoño.


Como el tiempo parece que se presentaba estable "desempolvamos" nuestra casa rodante y sin pensarlo más, a las seis de la tarde nos pusimos en marcha rumbo al Puerto del Escudo para continuar después hasta Valdenoceda.


Cuando el tiempo se presenta como este viernes pasado, con un dia radiante, viajar en primavera por la Comunidad Autónoma de Cantabria es un auténtico placer, la cantidad de paisaje verde y poblaciones con casonas solariegas o cabañas con una significativa y atractiva arquitectura rural, ubicadas en medio del prado o en lo alto de la multitud de colinas y valles y que nos acompañan y se suceden durante nuestro recorrido, que uno puede disfrutar desde Santander hasta el Puerto del Escudo, es difícil de olvidar, sobre todo si no has viajado o hace mucho tiempo que no lo haces por un paisaje tan singular como este del  interior de Cantabria.


Pocas veces encuentra uno desde lo alto del Puerto del Escudo una vista tan nítida  y espectacular, que se traslada a través de los valles y montañas hasta la costa cantábrica, como nosotros encontramos en nuestro viaje.


 Con esta sensación continuamos por un paisaje no menos notable que el anterior, donde  las orillas de la carretera estaban cubiertas de un manto blanco por la floración de algunas especies arbustivas como los endrinos o los majuelos. Continuamos viaje por Soncillo y Encinillas, donde en las colinas de sus alrededores cada vez se ve más la presencia de multitud de aerogeneradores rompiendo el aire con sus aspas, pero también el paisaje, en fin, son cosas del progreso que si queremos continuar con nuestra vida de comodidad y bienestar parece que es uno de los precios que tenemos que pagar, no tenemos más remedio y estamos destinados a aceptar o soportar.


Nos adentramos en el espectacular desfiladero y Hoz de los Hocinos, donde el río Ebro en su recorrido peninsular, a través del tiempo va excavando en la roca el surco que le da paso al fluir de sus aguas.


Ya caída la tarde nos asomamos  a Valdenoceda, en la Merindad de Valdivielso. Como en esta población ya habíamos pernoctado en otras ocasiones, en el  tranquilo aparcamiento de la iglesia románica junto a la torre de Los Velasco, decidimos volver a repetir la pernocta y después de tomar unos vinos en dos bares del pueblo y cenar, allí pasamos la noche disfrutando un buen rato de la vista de los dos monumentos iluminados, en una noche estrellada y con la luna casi llena, para finalmente retirarnos a descansar.

Aparcamiento pernocta. Nº42º50'55'' W-3º36'06''


Sábado día 16.
La noche al igual que las veces anteriores que hemos pernoctado aquí, ha sido tranquila aunque la temperatura ha bajado a 1 grado sobre cero, lo cual nos ha hecho refugiarnos  debajo de las mantas y poner la calefacción.


La mañana nos recibe con el característico manto de niebla  que se suele asentar durante la noche en el Valle de Valdivielso, pero el sol ya comienza a aparecer con fuerza y ,en su camino ascendente, va apartando las nieblas, dejando un paisaje mañanero del valle precioso.


A las diez de la mañana, después comprar una hogaza de sabroso pan castellano en una panadería del pueblo y del desayuno, nos pusimos en marcha para hacer un recorrido circular y visitar algunas de las poblaciones y aldeas del Valle de Valdivielso.

Comenzamos el recorrido por:

Quintana. N-42º50'39'' W-3º35'47''

El Almiñé. N-42º49'52'' W-3º35'49''

Cereceda. N-42º46'52'' W-3º28'12''

Hoz de Valdivielso. N-42º48'50'' W-3º29'44''

Arroyo de Valdivielso. N-42º49'39'' W-3º31'39''

Quecedo. N-42º49'54'' W-3º32'29''

Puente Arenas.  N-42º50'34'' W-3º35'05''

Tanto el valle de Valdivielso como Las Caderechas no disponen de la necesaria infraestructura hostelera que el turismo necesita, ésta es escasa y en algunos lugares inexistente, situación que indica que el turismo de masas por estos lugares aún  no está desarrollado, aunque motivado por el singular patrimonio artístico, cultural y paisajístico, que poseen estas zonas y por algunas iniciativas turísticas, que se han adoptado últimamente, especialmente en el valle de Valdivielso, parece que este comienza a asomarse tímidamente.


Al final de la tarde y después de disfrutar de un dia espléndido, con un paisaje en plena floración con los contrastes y sensaciones de luz, color y aromas que te da la primavera, decidimos trasladarnos hasta la villa de Oña y después de dar un paseo por la atractiva población y el entorno de su monasterio y su plaza,  cenamos en el restaurante "Sietebrutos", al lado de la plaza,  la típica y sabrosa comida castellana de esas que se pegan al cuerpo y que nos supo a gloria.



Pernoctamos donde ya lo habíamos hecho otras veces, en el aparcamiento de la  estación del malogrado y nunca finalizado ferrocarril Santander - Mediterráneo.

Aparcamiento pernocta. N-42º44'10'' W-3º24'48''

Domingo día 17.
La noche ha sido tranquila y la mañana se presenta espléndida, como casi siempre solemos hacer, después del desayuno sobre las diez de la mañana nos ponemos en marcha, esta vez rumbo a la comarca de Las Caderechas.

Comenzando el recorrido por:

Cantabrana. N-42º43'57'' W-3º28'01''

Quintanaopio. N-42º44'31'' W-3º29'34''

Herrera de Caderechas. N-42º46'02'' W-3º29'49''

Madrid de las Caderechas. N-42º46'12'' W-3º32'24''

Huéspeda. N-42º46'20'' W-3º33'09''

Rucandio. N-42º45'06'' W-3º32'26''

Hozabejas. N-42º43'47'' W-3º32'00''

Rio Quintanilla. N-42º43'48'' W-3º30'30''

Escobados de Abajo.N-42º44'28'' W-3º34'53''

Una de las comarcas españolas que más atractivo tienen en primavera y una de las más visitadas es quizás El Valle del Jerte y La Vera, especialmente cuando los cerezos están en flor. Nosotros hemos visitado esas comarcas extremeñas en diferentes ocasiones y estaciones del año, tambien durante la floración, de las cuales hemos quedado encantados y nos han gustado mucho, pero sin desmerecer lo anterior, las comarcas burgalesa de Valdivielso y Caderechas no tienen nada que envidiar a las extremeñas.


En estas todo te resulta diferente, la diversidad de árboles frutales y de otro tipo, hace que la floración en las comarcas burgalesas esté compuesta de multitud y variedad de flores, de especies como, cerezos, ciruelos, manzanos, perales, membrilleros, espinos, endrinos, majuelos, retamas, jacintos, narcisos etc, donde eclosionan sus floraciones más o menos en la misma época, con lo cual el abanico y la variedad de colores está asegurado y este se sirve ante la vista para disfrute del paseante o del viajero, que se le ocurra visitar las comarcas burgalesas en esta época de año.


 Además de este espectáculo que nos ofrece la naturaleza, la espontaneidad arquitectónica rodeada del paisaje que nos ofrecen algunas de las aldeas de Caderechas y el singular patrimonio, plagado de iglesias románicas, monasterios, casas palacio y torres medievales, que nos ofrece el valle de Valdivielso, es único y un regalo para todos nosotros.


 Después de disfrutar de un fin de semana estupendo, al final del dia regresamos a Santander por el puerto de La Mazorra, Villarcayo y el siempre espectacular puerto de Los Tornos, que comunica la meseta castellana con el valle del rio Ason.


Con la intención de que estas notas os sirvan de estímulo para acercaros a disfrutar de vuestro tiempo por unas de las comarcas quizás menos conocidas o frecuentadas de España pero no por ello con menos belleza y atractivo, os deseamos  buen viaje y feliz estancia.

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Pedro Ansorena y Senia Bonaechea.

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