domingo, 24 de abril de 2011

Autocaravanismo en España y en Italia, una situación paralela en el tiempo y en la forma.

El pasado dia, después de mantener, entre otras cosas, una distendida conversación sobre la actual situación del autocaravanismo en España y en Italia, un amigo italiano, Nicola, me ha facilitado la guía del Touring Club italiano del año 2003.

 El amigo Nicola me ha hecho llegar la guía del Tourin, en la que escribe una persona tan relevante como Raffaele Jannucci, persona que se puede considerar como uno de "los padres" de la Ley Fausti del autocaravanismo del país trasalpino, como muestra que lo que actualmente está sucediendo en España, con el desarrollo del autocaravanismo, no es una cosa nueva y ya en Italia hace más de una década sucedía lo mismo que aquí y aún hoy sucede.

De lo escrito en la publicación italiana, que no tiene desperdicio y de la cual se puede aprender de ella y sacar grandes conclusiones, he extraído y traducido al castellano un párrafo, que creo es un ejemplo claro de lo que aquí en nuestro país sucede ocho años después  y que creo que nos lleva por el mismo camino o sendero.

El párrafo dice lo siguiente:

 

"La posición de los alcaldes antiautocaravanas".

"El reconocimiento oficial en Italia del vehículo habitado ha llegado con la aprobación de la ley Fausti, ley trasferida después en el Art, 185 del código de circulación italiano, que define las características de la autocaravana y sanciona las normas relativas a la circulación y la estancia de estas. En el citado Art. 185 se han inspirado algunas regiones y algunas administraciones locales, aunque la verdad es que han sido pocas las administraciones que han pensado en dotarse de una especifica normativa sobre el turismo itinerante. Ha sido precisamente aquí, en la fase de actuación,  donde la legislación nacional ha mostrado su limitación, tanto para proteger la actividad, como para la oportunidad del desarrollo de las infraestructuras de acogida.

En el estado actual de la legislación, la autocaravana es un objeto en si mismo que circula por el territorio, pero que no acaba de integrarse en este como una oportunidad de desarrollo turístico, se le considera un medio de desplazamiento, pero no un medio de turismo, el ejemplo lo tenemos en la situación de algunas áreas de servicio para autocaravanas, que con mucha dificultad se han creado y que no acaban de lograr de una forma clara una aceptación o uniformidad nacional. De las iniciativas que se toman desde el Estado y que este promueve, estas deberían de ser tomadas en cuenta y  pasar a ser desarrolladas o puestas en práctica por las Autonomías, las Provincias o las Administraciones Locales, que deberían de introducir el concepto de movilidad de las autocaravanas en la definición de los propios modelos turísticos.

Esta situación así vista, en la práctica y sobre el campo nos indica que no es así, que la realidad es otra distinta y nos dice que entre algunos administradores públicos y los autocaravanistas hay una guerra abierta por las prohibiciones que estos imponen, en algunos casos ilegales y exageradas, contra los que ellos consideran "los invasores motorizados".

La lectura de todo esto nos demuestra y en la práctica nos indica, que a pesar de la ley, no corren buenos tiempos entre los autocaravanistas y algunos administradores públicos. De una parte el Reglamento de Circulación de Vehículos sanciona que las autocaravanas disponen de una amplia libertad de tránsito o estancia y otras leyes consienten a los ayuntamientos la promulgación y aprobación de ordenanzas municipales para la tutela de la seguridad vial en las vías urbanas, dividiendo a las partes y colocando a los autocaravanistas en un escenario incomprensible y de sin razón.

Los argumentos  o la postura  de algunos alcaldes, parece que encuentran la justificación de que los autocaravanistas campan a sus anchas y no respetan el concepto del respeto al medio ambiente. La presencia de la autocaravana, para algunos de ellos, representa el sobre uso y no la integración con los valores urbanos y medioambientales, aunque la estancia de esta sea temporalmente en el lugar.

Esta visión o concepto cambian, en el momento que los autocaravanistas logran convencer a algunos administradores, de que estos son consumidores de los productos y servicios tradicionales y generales de los lugares que visitan y desde un punto de vista tambien contribuyentes. Ante esta visión de concepto, los problemas para la estancia de los autocaravanistas en algunos lugares, se allanan y la creación de las áreas de servicio de autocaravanas, algunas de ellas de pago, comienzan a ser una realidad.

Si queremos que nuestra actividad sea reconocida por la sociedad, es inútil seguir demostrando él mensaje, como algunos hacen, que somos autosuficientes y no necesitamos nada, esto no es así, los autocaravanistas necesitamos la mayor parte de las cosas que necesitan otros turistas.

Por otra parte, no se puede por menos que censurar la absoluta cerrazón y hostilidad demostrada por algunos ayuntamientos, a pesar de demostrarles quiénes somos y a que nos dedicamos, contra las autocaravanas. Esto nos hace pensar que detrás de las actuaciones de ciertos administradores públicos están algunos intereses de parte: entre los que con toda seguridad podemos nombrar los de algún lobby del sector hostelero o de empresarios de camping, unidos estos para la defensa de la "invasión del territorio" por la nueva forma de hacer turismo de la autocaravana.

Estos razonamientos valen también para los ayuntamientos que crean áreas para autocaravana en las periferias, para quitárselos a estos de encima y así tenerlos controlados y a una distancia que ellos consideran adecuada. Un área de servicio emplazada en cualquier parte y sin una conexión adecuada o cómoda con la oferta turística de la ciudad o del lugar y con el comercio de esta, sirve de bien poco. La ubicación de las autocaravanas en una ciudad y al igual que cualquier otra actividad se debe de ver como una oportunidad de desarrollo turístico y no como una cosa a esconder, que ha aparecido por ahí, y no sabemos qué hacer con ello".

Fuente:
Guida del  Touring Club italiano.


Para concluir comentar que si se lee con atención los comentarios que ya en el año 2003 hace Raffaele Jannucci en la publicación, nos daremos cuenta que estos nos pueden resultar muy familiares a lo que nosotros cotidianamente estamos viviendo hoy en día en el desarrollo del autocaravanismo en nuestro país.

Un dato a destacar es que tambien los italianos, ante la actitud de algunos ayuntamientos, señalan claramente con el dedo, la actuación de algunos lobbies interesados, que con su influencia y poder intervienen en algunas administraciones,  contra los legítimos derechos de los autocaravanistas.

Una situación paralela que tambien a nosotros nos ha afectado y nos está afectando. Solo hay que ver la nota de prensa que publica el Diario Montañés de Cantabria, indicando por primera vez públicamente, que la creación del "área" de autocaravanas de Santander, "ha sido consensuada tambien con la asociación de empresarios de camping de Cantabria".

http://www.eldiariomontanes.es/20110421/local/santander/autocaravanas-podran-aparcar-gratis-201104211332.html

Finalmente, con esa nota de prensa, el ayuntamiento de Santander nos deja claro, al  menos para mi , de  quiénes son los que han estado detrás de los municipes durante estos años, que intereses defiende, del porqué de su tardanza y de la ubicación final del "área", en uno de los lugares menos apropiados de toda la ciudad de Santander, para acoger a los turistas que viajen en autocaravana, para que según ellos mismos comentan en la citada nota de prensa " así cuando los autocaravanistas pasen sus vacaciones en los camping de la región puedan acercarse por un tiempo de cuarenta y ocho horas a Santander".

Pedro Ansorena.

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