viernes, 3 de octubre de 2025

✅ Otro tiempo, la misma jugada: las autocaravanas y el Reglamento General de Circulación.

Cuando la DGT (organismo dependiente del Ministerio del Interior) prepara una reforma del Reglamento General de Circulación (RGC), lo hace mediante un Proyecto de Real Decreto. 

Ese proyecto se somete a información y audiencia pública para recoger alegaciones de colectivos, asociaciones y ciudadanos. 

Pero esas alegaciones no son vinculantes. El Gobierno puede aceptarlas, modificarlas o simplemente ignorarlas.


✅El RGC de julio de 2025

El pasado 1 de julio de 2025 entró en vigor la última reforma del RGC. Para muchos autocaravanistas había motivos para la esperanza: el borrador inicial de esta reforma incluía dos cambios muy relevantes para nuestro colectivo.

El borrador de 2024 contemplaba:

  • La derogación del artículo 93.

  • La reforma del artículo 92, con "un guiño" hacia las autocaravanas.

Sin embargo, durante la tramitación y pese a las alegaciones presentadas (más de 1000), el Gobierno decidió no incorporarlas en la versión final. Por tanto, en el texto aprobado por Real Decreto el 1 de julio, esos cambios no aparecieron.


  Situación actual: el GT-53 y su “reactivación”

El Grupo de Trabajo 53 (GT-53 Autocaravanas) de la DGT se creó en 2006 tras la moción del Senado impulsada por Ana Chacón. Fue un espacio técnico con asociaciones, FEMP, fabricantes, etc., para definir criterios comunes. Tras presentar sus conclusiones, se dio por concluido y oficialmente quedó cerrado.

? Conclusiones del GT-53

Ahora, si la DGT convoca a algunas asociaciones o entidades (algunas participantes en su día) no parece tratarse de una reactivación formal (porque está extinguido), sino más bien de una mesa de trabajo ad hoc o “una reunion” sectorial, presentada bajo el mismo nombre, con el propósito quizás de preparar un posible nuevo Real Decreto específico sobre autocaravanas.

? Comunicado de ASEICAR

Esta maniobra puede entenderse como una forma de gestión política: primero se aprueba la reforma del RGC sin tocar los artículos polémicos (92 y 93), y en paralelo se abre una vía alternativa y específica para el régimen de las autocaravanas.

La participación institucional de FEMP, Medio Ambiente, etc., refuerza que esto es un proceso multidisciplinar, no solo de tráfico, lo cual aumenta la complejidad (y el riesgo de discrecionalidades o recortes). Esa es una de las situaciones que se presentan cuando se gestiona en un sistema de poder compartido.


✅¿Por qué esta aparente contradicción?

Porque parece que el Gobierno tenía prisa en sacar adelante la reforma global del RGC y no quería “atascarla” con un asunto complejo como el de las autocaravanas, que afecta a las competencias de los más de 8.000 ayuntamientos que regulan movilidad urbana en nuestro país.

Debemos entender que, con el aumento del parque móvil, la circulación y el aparcamiento en espacios urbanos presentan un problema difícil de abordar, en el que la FEMP (Federación Española de Municipios y Provincias) tiene mucho peso.

Ante esta situación, al no haber consenso suficiente, se dejó el tema fuera del RGC. Y ahora, para “compensar”, se intenta abordar el asunto de forma sectorial con un nuevo proyecto reglamentario específico.


 En conclusión:contradicción política

La decisión no es una contradicción en lo jurídico: la reforma del RGC es un Real Decreto aprobado con un contenido concreto, y aparte el Gobierno puede iniciar otro Real Decreto distinto sobre autocaravanas.
Sí es, en cambio, una contradicción en lo político: primero se excluyen las alegaciones autocaravanistas en la norma general y después se convoca a asociaciones en medio de un grupo sectorial para hablar de un nuevo marco regulador. Eso genera desconfianza y confusión en el colectivo.

 La misma dinámica, veinte años después

Lo que vivimos entonces se repite ahora: se nos convoca a una mesa, forzados por el mandato del Poder Legislativo,  se nos consulta, pero las decisiones reales siguen en manos de la DGT. Se nos muestra un borrador, se generan expectativas, y al final el resultado puede quedar reducido a un gesto simbólico o directamente desaparecer del texto definitivo.

Han pasado casi dos décadas desde aquellas reuniones del GT-53, pero la dinámica parece inalterable: consultar sin comprometerse, escuchar sin ceder y mantener siempre el control del resultado final.

La opacidad como constante

Más allá del contenido concreto de los borradores, hay un problema que se repite y que lo se porque lo he vivido en primera persona: la falta de transparencia en el modo de proceder de la DGT. Los grupos de trabajo, como el GT-53, se reúnen y generan expectativas, pero rara vez se hacen públicos los textos completos que se discuten o las actas de esas reuniones. El resultado es que las asociaciones salen con comunicados ambiguos, a veces incluso con errores o contradicciones, y los autocaravanistas de a pie quedan en la incertidumbre. Esa opacidad alimenta la desconfianza: no se sabe qué se negocia en qué términos, ni qué posibilidades reales hay de que lo hablado se traduzca en una norma efectiva. En definitiva, resulta evidente la falta de transparencia.



  Línea de tiempo del proceso actual

       1. Antes de 2025

  1. El RGC (Real Decreto 1428/2003) seguía vigente con sus artículos 92 y 93, que afectan de forma indirecta a las autocaravanas. El debate histórico: derogación del 93 y matización del 92.

  1. Borrador de la reforma del RGC (2024)

    Incluía derogación del 93 y nueva redacción del 92. Se abrió información pública con alegaciones de asociaciones y usuarios.

  2. No tenemos que olvidar que todo esté proceso parte de 4 iniciativas parlamentarias presentadas por los autocaravanistas y aprobadas en Las Cortes Generales. Porque si la DGT no hubiese recibido el mandato del Poder Legislativo, visto el recorrido que está dando, posiblemente no hubiesen abordado este proyecto que al parecer le resulta incómodo.

      3. Tramitación y aprobación (1             de julio de 2025)

          En la versión final aprobada:

  • No se derogó el 93.

  • No se modificó el 92.

  • Se incorporó la señal S-128 (estacionamiento de autocaravanas). 20 años después de su aprobación en la Moción del Senado del 2006.


  • El nuevo RGC entró en vigor sin recoger las peticiones del sector.

4. A los tres meses (30 de septiembre de 2025)
La DGT, bajo el nombre del extinto GT-53, convoca a entidades y asociaciones. Hablan de un nuevo Real Decreto específico para autocaravanas. No es un grupo oficial como en 2006, sino una
mesa consultiva ad hoc.


  Posible alcance de esta        maniobra

  1. Lo aprobado el 1 de julio es definitivo.
    El RGC ya está en vigor. Solo se podrá modificar mediante otro Real Decreto, y no de forma inmediata.

  2. El tema de las autocaravanas queda fuera del RGC.
    Se evita tocar los artículos 92 y 93 para no abrir conflictos competenciales. Se abre la vía de un reglamento específico separado.

  3. Estrategia de la DGT.
    Evitar bloqueos del RGC, rebajar la presión del colectivo con la promesa de un texto propio, pero sin plazos ni garantías.


✅ Posibilidades reales

  • Modificar de nuevo el RGC: difícil a corto plazo ( a no ser que se presente una situación de urgencia, cada reforma suele abordarse casa diez años o más).

  • Un Real Decreto específico de autocaravanas: más probable, pero dependerá de la presión del sector y de la coordinación entre Interior y Movilidad. Puede tardar meses o años.


  Una historia que se repite

Personalmente esta situación no me resulta nueva. Después de trabajar junto con Ana María Chacón en la moción del Senado de 2006, formé parte durante un año del primer GT-53 Autocaravanas de la DGT. Allí trabajamos, entre otras coas, en un texto específico sobre autocaravanas que llegó a figurar en un borrador de reforma del RGC. Sin embargo, cuando el Reglamento entró en vigor, aquel texto desapareció.

? Documento del GT-53 sobre autocaravanas

La comparación con lo ocurrido ahora es inevitable: otro tiempo, la misma jugada. Se ilusiona al colectivo con un borrador y un diálogo abierto, se le hace trabajar, pero el resultado es siempre el mismo: el RGC se aprueba sin cambios de fondo.

? Una oportunidad perdida: la reforma del RGC


 Lo que aprendimos en el primer GT-53

Aquella experiencia dejó lecciones claras. En una de las reuniones, Ramón Ledesma Muñiz, Subdirector de Normativa y Recursos, nos advirtió que el RGC era “como un puzle: al tocar una pieza se podía venir todo abajo”.

Esa metáfora resume bien la resistencia de la DGT a modificar artículos clave como el 92 y el 93: temen que un cambio puntual desajuste el conjunto.

Por su parte, Anna Ferrer Jiménez, directora del Observatorio de Seguridad Vial, nos recordó: “vosotros estáis aquí como personas de consulta, no de decisión; las decisiones las tomamos nosotros que somos quienes tenemos la responsabilidad y las competencias”.

Estas frases retratan la filosofía que, casi veinte años después, sigue marcando la forma de actuar de la DGT.


✅ Las posibles motivaciones de la DGT

  1. Conflicto competencial. Regular de forma clara el estacionamiento y la pernocta de autocaravanas afecta a competencias municipales y autonómicas.

  2. Evitar bloqueos políticos. Incluir el tema podría retrasar o paralizar una reforma global.

  3. Mantener la discrecionalidad local. Sin norma estatal clara, cada municipio aplica su criterio.

  4. Ganar tiempo. Se ofrece un borrador con avances, luego se eliminan, y después se promete un reglamento futuro sin plazos.

En definitiva, parece una estrategia de inacción calculada: reconocer el problema en borradores, pero evitar plasmarlo en normas efectivas que limiten la autonomía de ayuntamientos y CCAA.


✅ Conclusión

La historia se repite: se consulta, se promete y se generan expectativas, pero al aprobarse el RGC, el texto desaparece. Después se abre un nuevo proceso con promesas de reglamento futuro.

Veinte años después seguimos en la misma dinámica: la DGT escucha, pero decide en solitario; abre mesas, pero mantiene la opacidad; genera expectativas, pero evita comprometerse. Todo queda en manos de una estrategia que prioriza la prudencia política sobre la seguridad jurídica del colectivo autocaravanista.

La experiencia y el bagaje de conocimiento adquirido durante más de 20 años demuestran, que para sacar adelante un proyecto tan complejo y con tantos intereses por el medio, el colectivo autocaravanista tendrá que mantener la presión y la unidad si quiere que este  no se quede en papel mojado o nos metan por el lugar  que no nos corresponde o no queremos.

Pedro Ansorena Antón.


martes, 30 de septiembre de 2025

✅ Carnet B hasta 4.250 kg: ¿avance o retroceso para el autocaravanismo?

✅ Una vieja aspiración que se hace realidad

El Parlamento Europeo y el Consejo han alcanzado un acuerdo para ampliar el límite de peso de los vehículos que pueden conducirse con el permiso B hasta los 4.250 kg.

Se trata de una reivindicación que lleva más de 20 años sobre la mesa, promovida principalmente por la FICC, los fabricantes y distribuidores de autocaravanas, e incluso por parte de algunos grupos de representación de los propios usuarios.

El motivo es claro: con un mayor peso autorizado, las autocaravanas pueden equiparse con más comodidades, depósitos mayores, baterías, electrodomésticos o incluso un diseño más robusto.

El sector empresarial celebra la medida porque abre la puerta a un mercado más variado y de mayor valor añadido. Muchos autocaravanistas también la ven como una ventaja: “más peso” equivale a más comodidad.

  ¿Qué establece la medida?

El acuerdo europeo fija que el permiso B permitirá conducir vehículos hasta 4.250 kg, siempre que el conductor supere una formación o examen adicional.

Los detalles concretos aún no se han definido, y cada Estado miembro tendrá que transponer la medida en su legislación. En España, asociaciones como ASEICAR ya anticipan que la aplicación no será inmediata y que podría retrasarse incluso hasta finales de esta década.

Sin embargo, en el panorama internacional de las redes del autocaravanismo no todo son alegrías sobre la medida: existen muchos pros y contras al respecto.

👉 Practical Motorhome: Carnet B hasta 4.250 kg, solo si son vehículos de cero emisiones

👉 CampingTrend: El permiso B hasta 4.250 kg, un paso más cerca

👉 Practical Motorhome: La UE permite ampliar el límite de peso del permiso B

👉 ASEICAR: Se confirma la ampliación del permiso de conducción de autocaravanas hasASEICARta 4.250 kg

Pros: más espacio y más posibilidades

Entre los argumentos a favor que se citan en la prensa y asociaciones del sector:

Mayor capacidad de carga útil: más agua, más baterías, más autonomía.

Comodidad y equipamiento: electrodomésticos, muebles, accesorios que hoy comprometen el límite de 3.500 kg y que, por exceso de peso, están dando bastantes problemas a la hora de superar las revisiones periódicas de las ITV.

Impulso al mercado: fabricantes y distribuidores pueden ofrecer modelos más completos y sofisticados.

Alineación con la transición energética: el mayor peso es especialmente útil para vehículos eléctricos o híbridos, penalizados por el peso de las baterías.

Menos necesidad de permisos superiores: muchos conductores evitan dar el salto al carnet C1.

  Contras: la movilidad en juego

Ahora bien, más allá de las ventajas, también hay que mirar la otra cara de la moneda:

Limitaciones urbanas: en la mayoría de las ciudades europeas, las restricciones de acceso y estacionamiento para vehículos de más de 3.500 kg son claras. Un aumento de peso significará menos movilidad y más barreras de entrada a zonas urbanas. Por lo tanto, una de las aspiraciones de los autocaravanistas —poder aparcar en espacios urbanos en igualdad de condiciones con el resto de vehículos de hasta 3.500 kg— se verá limitada.

Por otra parte, la velocidad en las carreteras o autovías también estará limitada a la de los vehículos superiores a 3.500 kg.

No todos los vehículos son aptos: muchos chasis y sistemas de frenado no admiten pasar de 3.500 a 4.250 kg sin costosas reformas a homologar, por lo que los actuales propietarios deberán cambiar de vehículo si quieren beneficiarse.

Infraestructuras limitadas: la actual red europea de parkings, áreas de servicio y campings no siempre está preparada para vehículos más pesados.

Mayor coste de adquisición y mantenimiento: el salto de categoría implica vehículos más caros y con componentes de mayor desgaste.

Aplicación desigual: aunque la UE apruebe la medida, en materia de movilidad, al no existir una normativa marco europea clara, cada país establecerá sus propias condiciones, lo que puede generar confusión.

Mi visión personal como autocaravanista experimentado

Muchos de los compañeros autocaravanistas están ilusionados con este cambio, y lo entiendo. Sin embargo, en mi forma de ver el autocaravanismo, para mí la movilidad es la clave: poder desplazarnos y estacionar con libertad en la proximidad de los lugares de destino, también en ámbitos urbanos.

Cambiar movilidad por comodidad me parece un mal negocio. Puede que tengamos más confort dentro del vehículo, pero estaremos más limitados fuera de él, en los lugares donde queremos viajar y pasar la noche.

Además, quienes ya tenemos vehículos homologados a 3.500 kg no siempre podremos acogernos a este aumento de peso sin afrontar costosas reformas, porque nuestro chasis o frenos no lo permiten. Para beneficiarse, quizá haya que comprar un nuevo vehículo, con el consiguiente gasto.

 Conclusión: ¿avance o retroceso?

La ampliación del permiso B hasta 4.250 kg es, sin duda, un logro histórico como oportunidad de negocio para la industria y una mejora en términos de comodidad para sus clientes. Pero desde el punto de vista del viaje y la movilidad, pienso que nos limita más de lo que nos ofrece.

Quizás la pregunta que deberíamos hacernos es:

¿Queremos más “casa” dentro de la autocaravana, aunque eso signifique menos acceso a los lugares que queremos visitar?

“¿Qué opinas tú? ¿Prefieres más comodidad o mantener la movilidad?”

✍️ Pedro Ansorena Antón.



sábado, 20 de septiembre de 2025

✅ Áreas de autocaravanas automatizadas, ¿opción u obligación?

El crecimiento del autocaravanismo trae consigo la necesidad de ampliar los servicios que acompañan a esta forma de viajar. En ello tienen cabida tanto las iniciativas públicas como las privadas, siempre que se planteen como una opción y nunca como una obligación.

En los últimos tiempos han proliferado áreas con acceso automatizado mediante barrera, reserva previa y pago online. Una modalidad que, en mi opinión, supone una limitación ya que muchos de nosotros cuando estamos viajando,  en función del viaje y lo que en este te encuentres en el camino, la mayoría de las veces no sabemos en dónde vamos a pasar la noche o donde vamos hacer los servicios. El problema creo que no reside tanto en el asunto económico del pago, el problema lo veo  en la imposición, la necesidad de reserva y el cierre. Por lo tanto, de alguna manera, este modelo nos devuelve al pasado. Quienes elegimos la autocaravana lo hicimos en gran parte para dejar atrás la rigidez de los recintos cerrados de camping, buscando una mayor libertad de movilidad.

El riesgo de convertir la opción en imposición

Algunos ayuntamientos, en su afán por externalizar servicios, están confiando la gestión de las áreas a empresas privadas. El problema surge cuando estas instalaciones se imponen como la única alternativa, acompañadas de la prohibición de aparcar autocaravanas en el resto del espacio urbano.

De este modo, lo que debería ser un servicio complementario y voluntario, se transforma en una obligación encubierta, que resta libertad al viajero y condiciona la esencia misma del autocaravanismo.

El sentido original del viaje en autocaravana

Para la mayoría de nosotros, viajar en autocaravana es practicar un turismo al aire libre, respetuoso con el medio ambiente y acorde con el origen de esta forma de viajar. Son vehículos equipados con tecnología de vanguardia que permiten una mejor gestión y ahorro de la energía, el agua y los residuos, una experiencia sostenible, donde el viaje en sí recupera protagonismo frente a la mera estancia en un lugar.

La movilidad convierte el turismo en algo dinámico: los destinos no son simples contenedores de turistas, sino escenarios vivos que se disfrutan viajando de un lugar a otro, en contacto directo con su entorno cultural y natural. Esa libertad de movimiento se ve comprometida cuando entran en juego reservas online obligatorias, horarios rígidos o áreas cerradas que recuerdan más al camping tradicional.

✅Un negocio en expansión

Resulta llamativo que incluso dentro del propio sector —autocaravanistas, fabricantes o distribuidores— haya quienes ven con buenos ojos estas iniciativas empresariales de áreas automatizadas, motivados solo por el lucro o por tratar de hacer negocio con los autocaravanistas. Sin duda, aún así la instalación de estos espacios puede ser útil, pero siempre desde la perspectiva de la libre elección del viajero.

Conclusión: opción sí, obligación nunca

Las áreas automatizadas con reserva previa pueden ser válidas para quienes quieran utilizarlas. El problema aparece cuando se convierten en la única posibilidad.

Si queremos garantizar un futuro mejor para el autocaravanismo, debemos reclamar:

Puntos ecológicos de carga y descarga, públicos o privados, gratuitos o de pago según proceda.

Aunque soy consciente que en algunos espacios de aparcamiento urbanos, no es posible, porque por el tamaño de nuestros vehiculos resulta complicado y dificulta el tráfico y la maniobra del resto de vehículos, siempre que esto no suceda, sí debemos de reclamar el derecho a aparcar nuestras autocaravanas en los destinos, en igualdad de condiciones con el resto de vehículos.

Áreas públicas o privadas concebidas como una opción complementaria, nunca como una imposición.

La esencia de la autocaravana es la libertad de movimiento, y esa libertad debe seguir siendo el eje central de nuestra forma de viajar.

✍️ Pedro Ansorena Antón.

domingo, 14 de septiembre de 2025

✅ El autocaravanismo en 2025: una reflexión sobre lo conseguido y lo pendiente.

Han pasado ya casi veinticinco años desde que, a comienzos de los años 2000, se iniciaron en España las primeras reivindicaciones autocaravanistas. 



Parece mentira, pero un cuarto de siglo después comprobamos que, aunque se han logrado avances importantes, muchos problemas siguen sin resolverse y han aparecido otros nuevos que en los inicios ni siquiera se imaginaban.

 Avances legislativos en España

En el plano normativo estatal, es justo reconocer que se han dado pasos significativos. La presentación y aprobación de cuatro iniciativas parlamentarias en las Cortes Generales, el trabajo realizado en el Grupo de Trabajo GT-53 Autocaravanas, y la publicación por parte de la DGT de dos instrucciones de tráfico y un manual de movilidad en autocaravana, han supuesto hitos que marcaron un antes y un después.

Estos instrumentos han colocado al autocaravanismo en el mapa legislativo, aportando un marco de referencia hasta entonces inexistente.

La realidad municipal: el gran obstáculo

Sin embargo, pese a esos avances en el plano legislativo, el desarrollo ejecutivo ha sido muy limitado. El principal problema radica en el ámbito municipal: muchos ayuntamientos han aprobado ordenanzas o medidas restrictivas contrarias a lo establecido en las Cortes Generales.

De este modo, ante tal desobediencia el mandato legislativo superior queda desvirtuado por el de inferior rango, generando inseguridad jurídica para los usuarios y evidenciando la dificultad de articular en España una política coherente debido al abuso del sistema de competencias compartidas.

Crecimiento del colectivo y nuevos retos

En los últimos años, el autocaravanismo ha crecido de forma espectacular. La incorporación de nuevos usuarios, ya sea mediante el alquiler o la compra, ha multiplicado la presencia de estos vehículos en nuestras carreteras y ciudades.

Este crecimiento, aparte de la creación de una red de infraestructuras o puntos de servicio, hace cada vez más necesaria una regulación clara y, sobre todo, una mayor información y educación en el uso responsable de nuestros vehiculos. Porque los ciudadanos no solo tenemos derechos, también obligaciones, y en ocasiones estas pesan más que aquellos. La convivencia exige que tanto usuarios como administraciones entiendan y hagan cumplir estas normas.

Las áreas de servicio: luces y sombras

Un indicador del progreso alcanzado (aunque aún insuficientes) es la creación de áreas de servicio y estancia. De no tener ninguna al inicio de los 2000, hemos pasado a contar en 2025 con más de 1.200 áreas en toda España.

No obstante, el crecimiento de estas infraestructuras también plantea problemas en el uso. Por un lado, ante la pasividad de algunos agentes encargados del orden público, éstas cada vez son más utilizadas por vehículos no homologados como vivienda —furgonetas o coches adaptados con un colchón—, que carecen de condiciones mínimas de habitabilidad y recurren al espacio exterior para suplirlas (aunque también algunos autocaravanistas le dan ese uso inadecuado). Este mal uso genera conflictos y proyecta una imagen negativa de los ciudadanos sobre todo el colectivo que nos perjudica.

Por otro lado, algunos ayuntamientos ante nuestra presencia con la creación de areas, aprovechan la existencia de estas  para restringir o prohibir el aparcamiento de autocaravanas en el resto del municipio, confinándonos a espacios que deberían ser una opción, no una obligación.

Mirando a Europa: la referencia italiana

En este camino no estamos solos. Otros países europeos han pasado, o están pasando, por situaciones similares. Entre ellos destaca Italia, cuya trayectoria sigo con especial interés. Ya que su sistema constitucional y administrativo es muy parecido al nuestro, con regiones, provincias y casi 8.000 ayuntamientos.

Sin embargo a diferencia de España los autocaravanistas italianos, aparte de una dilatada experiencia, cuentan con una representación nacional fuerte y consolidada a través de la ANCC (Associazione Nazionale Coordinamento Camperisti), que constituye un ejemplo en Europa. Han llegado incluso a conseguir la unica ley específica para el autocaravanismo en Europa, más tarde derogada y absorbida en el artículo 185 del Código de Circulación italiano que es en donde hoy está dando sus frutos, lo que no deja de ser un logro notable.

Por mi parte, reconozco que del trabajo y la experiencia de los compañeros italianos he aprendido mucho, primero a través del contacto directo con ellos y hoy gracias a su página web y la revista In Camper. Para quien desee profundizar, recomiendo la lectura de este documento orientativo: 

👉Qué hacer ante medidas anti-cámper en Italia (ANCC).

Conclusión: un asociacionismo adaptado a la altura de los tiempos

Después de más de dos décadas desde la creación de la primera área de autocaravanas en España, la constante evolución y situación actual exige un cambio de orientación en el trabajo reivindicativo. Los retos de hoy no son los mismos que los de los años iniciales, y el movimiento autocaravanista debe también evolucionar  adaptándose a una realidad social y normativa cambiante.

Lo que más echo en falta es una representación nacional fuerte y unida, como la que tienen en Italia. En España la falta de una idea común y una visión más amplia hace que el asociacionismo autocaravanista sigue siendo disperso y, a menudo, demasiado centrado en lo local o territorial.

Si queremos garantizar un desarrollo ordenado, sostenible y respetuoso de nuestra forma de viajar, necesitamos un asociacionismo renovado, que aprenda de Europa, exija el cumplimiento de lo ya legislado aquí y mire al futuro con ambición.

✍️ Pedro Ansorena Antón.


lunes, 8 de septiembre de 2025

✅ Reflexiones tras un viaje en autocaravana por Galicia.

A lo largo de los años, mi mujer Senia y yo hemos recorrido muchos kilómetros en autocaravana, tanto por España como por otros países. Da igual que un viaje dure varios meses o, como en esta ocasión, solo diez días: siempre deja sensaciones diversas que, de regreso en casa, invitan a la reflexión.

Para nosotros, el viaje en sí mismo ya es motivo suficiente para ponernos en marcha. No solemos preparar demasiado las rutas y, con frecuencia, decidimos sobre la marcha hacia dónde ir, según el clima u otros imprevistos. Eso sí: tras tanto tiempo viajando, ocurre que vayamos donde vayamos casi siempre encontramos lugares ya conocidos. Pero no importa: aunque repitas destinos, la luz, el estado de ánimo o los pequeños detalles hacen que cada visita sea diferente.

  Galicia tras el verano

Este verano, recién terminado agosto, decidimos huir del calor de la meseta y dirigirnos al oeste, hacia Galicia. Visitamos las cuatro capitales gallegas y, sobre la marcha, también otros lugares que nos atrajeron.

Fue un acierto: pasada la masificación turística de julio y agosto, Galicia se disfruta de otra manera, con más calma y sin aglomeraciones, apreciando mejor su cultura, su patrimonio, sus paisajes, tradiciones y, por supuesto, su gastronomía.

Las áreas de autocaravanas en Galicia

En este periplo hemos utilizado sobre todo la buena red de áreas de autocaravanas que existen en Galicia, gracias al esfuerzo altruista de compañeros autocaravanistas —especialmente de la asociación AGA—, aunque también hemos recurrido a aparcamientos públicos, empleando las áreas principalmente para los servicios.

No hemos tenido problemas ni contratiempos, pero sí hemos observado comportamientos poco adecuados.

Cuando las áreas no se usan como o por quién deberían

En algunas ciudades, como Pontevedra, las áreas resultan claramente insuficientes para el flujo de autocaravanas que llega. A ello se suma la ocupación indebida por vehículos sin homologar (coches o furgonetas con un colchón), que restan espacio a quienes para los que realmente han sido creadas.

Regular el uso correcto de estas instalaciones no nos corresponde a los autocaravanistas: debería ser labor de la autoridad competente. Pero si no se ejerce ese control, el futuro de las áreas se complica.

El problema es que esos vehículos, al no estar preparados para ser habitados, aparte de algunos problemas con la higiene, tienden a sacar enseres al exterior y “acampar”, una práctica prohibida. Y, lamentablemente, no solo lo hacen ellos: algunos autocaravanistas también abusan del espacio, sobre todo viajando en grupo, montando los llamados “corralitos” que ocupan más de lo que les corresponde.

Una conclusión necesaria

Aunque estos comportamientos no son la norma, sí resultan llamativos y preocupantes. Si aumentan, acabarán perjudicando a todo el colectivo.

Por eso, quizá el futuro reivindicativo debería orientarse menos a multiplicar áreas de servicio y estancia —que a veces, por falta de control, acaban fomentando los abusos— y más hacia la creación de puntos de servicio o puntos ecológicos, junto con el derecho a aparcar nuestras autocaravanas como cualquier otro vehículo allí donde nos lleve el viaje.

Viajar, mucho más que desplazarse

Más allá de estas reflexiones, viajar en autocaravana sigue siendo para nosotros un auténtico placer: conocer lugares, reencontrarse con amigos, descubrir gentes y culturas, aprender cosas nuevas…

En definitiva, ampliar horizontes y disfrutar de la vida en plenitud. Viajar no solo te ofrece la oportunidad de contemplar paisajes únicos, sino que aporta beneficios a tu salud mental, a tu estado emocional y a tu capacidad de empatía.

✍️ Pedro Ansorena Antón.



miércoles, 3 de septiembre de 2025

✅ Autocaravanas: entre la hospitalidad y el rechazo.

El turismo itinerante crece, pero también las quejas y restricciones. ¿Qué hay detrás del rechazo a las autocaravanas? Experiencia, argumentos y propuestas para tratar de entenderlo mejor.



  Reflexión sobre el rechazo de una parte de la sociedad y de algunos administradores públicos a la presencia de autocaravanas

Como viajero en autocaravana junto con mi mujer durante 25 años, recorriendo más de 400.000 km por Europa y fuera de ella, me hago hoy una reflexión. Durante todo ese tiempo, el trato y la acogida que hemos recibido por parte de ciudadanos y administradores públicos de los diversos países recorridos, con alguna excepción, ha sido en general positivo.

Sin embargo debo matizar que el 95% de nuestros viajes los hemos hecho solos. Y esto, a la hora de aparcar o pasar la noche con una autocaravana en un espacio público, marca la diferencia: una autocaravana en solitario pasa más inadvertida que varias juntas, aunque desde luego no se trata de esconder nada. Nuestros derechos de aparcar un vehículo —incluso de pernoctar en él— son los que son, y también lo son nuestras obligaciones y las de los demás con respecto a nosotros.

Con esta premisa, a lo largo de los años sí hemos notado en ocasiones cierta desconfianza o extrañeza de algunos ciudadanos que (no solo en nuestro país, también en algunos otros por los que hemos viajado) al ver una autocaravana aparcada o pernoctando cerca de sus casas, ante lo desconocido de nuestra presencia parecen poner "frenos y barreras" y sienten invadido lo que consideran “su territorio”, aunque se trate de un espacio público. Sin embargo, quizá por nuestra forma de viajar y nuestro comportamiento basado en el respeto a las cosas y las personas, nunca hemos sido expulsados ni sancionados en ninguno de los lugares visitados.

La situación cambia cuando viajan conforme a su derecho, varias autocaravanas juntas. Nosotros también en algunas ocasiones hemos viajado en grupo, y por ello tenemos una opinión: la presencia de varias autocaravanas impacta más y suele generar recelos en quienes desconocen nuestros derechos y nuestra manera de viajar y de entender la vida.

Por otra parte, en conversaciones con personas de nuestro entorno ajenas a la autocaravana, también surge con frecuencia la pregunta: ¿con una autocaravana podéis aparcar en cualquier sitio?, ¿no está prohibido?, ¿por la noche vais siempre a un camping? Estas dudas reflejan el desconocimiento que todavía existe en buena parte de la sociedad sobre la realidad de esta forma de viajar.

La sociedad “contra” las autocaravanas

Este concepto describe la aversión o rechazo que algunos sectores sociales manifiestan hacia este tipo de turismo. Las razones son diversas:

 El Impacto ambiental: la crítica al vertido de aguas, la generación de basura o los daños a entornos naturales por masificación es recurrente. Conviene recordar, sin embargo, que las autocaravanas a diferencia de los otros vehículos que habitualmente están en el entorno, están equipadas con váter, ducha, lavabo, fregadero y depósitos para la recogida de líquidos, y quizá sean los únicos vehículos que incorporan de serie hasta un cubo de basura.

 Ocupación de espacios: algunos vecinos o comerciantes se quejan de que ocupamos plazas de aparcamiento público que consideran “suyas” y que dificultamos la circulación, olvidando que las autocaravanas son vehículos como los demás, con los mismos derechos y obligaciones, y que sus ocupantes son también potenciales clientes de sus negocios.

Falta de ingresos: persiste la creencia de que los autocaravanistas no gastan en la localidad porque no usan hoteles o restaurantes y porque “lo llevan todo dentro”. Pero conviene aclarar también que ningún turista o ciudadano está obligado a gastar de una forma determinada: el gasto es siempre una consecuencia y no una obligación, cada viajero lo hace en función de sus necesidades. Y los autocaravanistas también en función de las nuestras gastamos, en gasolineras, supermercados, lavanderías, talleres, bares o en disfrutar de un helado, etc.

Problemas de convivencia: se habla de ruido o de actitudes incívicas. Ante ello aclarar que nosotros también nos regimos por nuestro código de conducta, de todas formas, las administraciones y sus agentes responsables de velar por el comportamiento y la seguridad, disponen ya de herramientas legales para sancionar y reprimir comportamientos inadecuados, como es su obligación. No es responsabilidad de los ciudadanos convertirse en policías de otros.

Este rechazo, trasladado en forma de quejas a las autoridades, aparte de algunas presiones por parte de intereses como los de algunos empresarios de campings, que también reciben éstos, a menudo deriva en restricciones de estacionamiento y pernocta en muchos municipios, injustas y arbitrarias.

La postura de los autocaravanistas

Falta de regulación y persecución: denunciamos prohibiciones arbitrarias y la ausencia de áreas específicas o puntos ecológicos de vaciado y llenado conforme a las obligaciones y el compromiso de las administraciones con el medio ambiente, que faciliten un turismo responsable y ordenado.

Contribución económica: recordamos que nuestro gasto, en gastronomía o servicios, aunque diferente al de otros turistas, es un gasto a tener en cuenta puesto que también contribuye a impulsar la economía local.

Turismo diverso y accesible: el perfil del autocaravanista —hablando siempre de personas que viajan en  vehículos homologados  como vivienda— es amplio y diverso, muy lejos del estereotipo al que por desconocimiento o intereses, algunos nos intentan meter a todos, del “hippie de furgoneta” o del coche con colchón sin homologar. El autocaravanismo regulado no tiene nada que ver con esos otros usos y comportamientos.

Propuestas de solución: pedimos que, allí donde viajemos, como ciudadanos europeos que somos, encontremos una situación unificada y acorde con las necesidades de la actividad: áreas ecológicas de servicio, estacionamiento regulado y una normativa clara y homogénea que permita un desarrollo normalizado del turismo itinerante.

  Una realidad sin resolver

Pese a que el Poder Legislativo ha hecho su labor en el Congreso y el Senado de nuestro país, debatiendo y aprobando hasta cuatro iniciativas parlamentarias sobre autocaravanismo. Pese a que la DGT, como organismo responsable máximo del RGC, reglamento dependiente de la ley de Seguridad Vial, después de estudiar las leyes que afectan a las autocaravanas, ha emitido la instrucción de tráfico PROT 2023/14. 👉 Ver documento. En la que aclara los derechos y las obligaciones que a una autocaravana le asisten como vehículo que es y por lo que se rige. A pesar de las recomendaciones plasmadas en la Ordenanza de movilidad tipo, elaborada y recomendada por la FAMP.👉Ver documento.

La realidad es que el poder ejecutivo —y sobre todo los ayuntamientos— aún no han cumplido el mandato de las Cortes Generales o del poder legislativo, desarrollando una regulación clara y homogénea. La falta de criterios comunes en las ordenanzas municipales considero que es una desobediencia democratica a lo aprobado por el  rango superior, motivando una de las situaciones  que alimentan el conflicto.

La disparidad de criterios en el ámbito municipal, motiva que mientras algunos municipios han apostado por crear infraestructuras y regular positivamente, otros, sin buscar alternativas, se han limitado a prohibir. Esta disparidad genera tensiones y dificulta la convivencia.

La clave está en buscar un equilibrio: reconocer el derecho a la movilidad y al estacionamiento de las autocaravanas, y al mismo tiempo garantizar el respeto al entorno y a los vecinos.

📌 Conclusión: 

El rechazo social hacia las autocaravanas no es un fenómeno generalizado, pero desde la pandemia y el aumento de la presencia de estos vehículos, sí es creciente en algunos lugares. Solo con información, normas claras y un comportamiento respetuoso por parte de todos podremos avanzar hacia una convivencia normalizada.

 ✍️ Pedro Ansorena Antón.

miércoles, 27 de agosto de 2025

Nota de prensa.

Nota de prensa sobre la problemática de la presencia de las autocaravanas en Santander, publicada en El Diario Montañés, el periódico de más tirada de Cantabria. Es una carta al director, una pequeña reseña, pero algo es algo, ya que en el citado diario es difícil que te publiquen un artículo sobre este asunto, pero al menos en esta nota de prensa en el espacio que te permiten de 200 palabras, un autocaravanista dispone de la oportunidad de poder exponer desde su punto de vista, la opinión que le merecen las medidas discriminatorias y disuasorias que el ayuntamiento está tomando contra los autocaravanistas que se acercan a visitar la ciudad sin buscar otras soluciones que no sean la de la sanción y la exclusión.

Pedro Ansorena Antón.




martes, 26 de agosto de 2025

✅ Santander vuelve a dar la espalda a las autocaravanas.

Hace apenas unos días publicaba en este mismo blog una reflexión sobre las dificultades de viajar a Santander en autocaravana. Pues bien, hoy me encuentro con un nuevo ejemplo de cómo el Ayuntamiento continúa con su política de acoso y expulsión hacia quienes nos desplazamos en este tipo de vehículos.

En el barrio de Valdenoja, en la calle Pellegrini Zuñer, junto a un colegio y a dos supermercados (Mercadona y Lupa), existe un amplio aparcamiento situado a unos 6 km del centro y a unos 2 km de las playas. Es un espacio con piso de grava, tranquilo y poco utilizado, ya que no es una zona de la ciudad de saturación y prácticamente todas las viviendas de la zona cuentan con garaje. Era, hasta ayer, posiblemente el único lugar de la ciudad donde las autocaravanas podían estacionar con seguridad, sin molestar a nadie y con buena conexión de transporte público hacia el centro (líneas urbanas de autobús 1 y 2, además de la cercanía de un carril bici).

El uso ordenado de un espacio publico

Allí solían aparcar a diario en verano unas 30 autocaravanas, y en invierno alrededor de 10, que no encontraban espacio ni en la ciudad (plagada de señales restrictivas) ni en el escaso y único área municipal para autocaravanas. Sus ocupantes permanecían uno o dos días, el tiempo suficiente para visitar Santander, aparcando sus vehículos conforme a la instrucción de tráfico PROT 2023/14 👉Ver documento. sin desplegar elementos al exterior, desplazándose en transporte público o bicicleta y consumiendo en los comercios de la zona. Era un turismo discreto, respetuoso y beneficioso para la economía local.

La sorpresa

Sin embargo, esta mañana me he encontrado con la desagradable sorpresa de que el aparcamiento estaba vacío. El motivo: la instalación, al parecer ayer mismo, de una señal restrictiva que prohíbe estacionar a vehículos de más de 1,8 toneladas, excepto turismos. Una señal tan arbitraria como ilegal, porque el Catálogo oficial de señales 👉Ver catalogo de señalizacion aquí. no contempla prohibiciones diseñadas para expulsar selectivamente a un tipo de vehículos, en este caso las autocaravanas.

  La imagen que incluyo aquí habla por sí sola

Un aparcamiento amplio, llano y vacío, convertido de la noche a la mañana en espacio excluyente. El mensaje que envía el Ayuntamiento es claro: por extrañas razones, las autocaravanas no son bienvenidas en Santander.

Lo más preocupante es que esta decisión no viene acompañada de alternativas. La ciudad cuenta únicamente con un área para autocaravanas de escasas 25 plazas, totalmente insuficiente para la demanda, especialmente en temporada alta. El resultado es evidente: expulsar a visitantes que en cualquier otra ciudad europea serían recibidos con normalidad.

A esta política restrictiva se suma el eco que ciertos medios locales dan a las quejas de vecinos intolerantes o desinformados. Quejas que no tienen fundamento y que solo refuerzan prejuicios injustos contra un tipo de turismo que crece cada año en Europa y que, en Santander, parece condenado a la persecución.

Como vecino de esta ciudad, no puedo evitar sentir vergüenza. Vergüenza de unos responsables municipales que malgastan recursos públicos en colocar señales discriminatorias, y vergüenza también de una parte de la ciudadanía que, en lugar de convivir y aprovechar la riqueza que trae este turismo, opta por señalar y excluir.

 Crear incentivos de futuro

Santander tiene una oportunidad: abrirse al autocaravanismo, modernizar su oferta turística y aprender de lo que se hace en el resto de España y de Europa, dando acogida a un turismo que ha decidido viajar en autocaravana y que cada vez está más presente en ciudades y pueblos de todo el continente. Pero mientras tanto, lo que demuestra es justo lo contrario: que aquí, a las autocaravanas, se las quiere fuera.

✍️ Pedro Ansorena Antón.







domingo, 24 de agosto de 2025

✅ Santander y las autocaravanas: entre la prohibición y la oportunidad.

Un verano más, y como ya es costumbre, regresan a la prensa cántabra y a las redes sociales las quejas sobre la presencia de autocaravanas en las calles y aparcamientos de Santander. 



El Diario Montañés y otros periódicos o TV. han vuelto a situar el tema en portada, esta vez por la polémica generada tras el anuncio del Ayuntamiento de crear un área de autocaravanas en Mataleñas.

En este caso, la protesta no se centra tanto en la actividad autocaravanista como en el lugar elegido, considerado por algunos vecinos un espacio de especial protección. Lejos de verse como una oportunidad de ordenación, la propuesta ha sido recibida como un “búnker de cemento” en un espacio natural. Leer la noticia aquí.

Ver noticia TV. aquí.

Sin embargo, no se trata de un conflicto nuevo ni aislado. Desde hace años, en diferentes barrios de la capital cántabra surgen voces contrarias a la presencia de autocaravanas. Hay vecinos que, al ver una autocaravana aparcada en su calle, aunque esté correctamente estacionada, no dudan en llamar a la policía local. Lo llamativo es que, al analizar los argumentos, rara vez se sustentan en razones objetivas o legales. Se repiten frases como: “no nos gustan”, “son ilegales” o “por qué no se van al camping”. Lo cierto es que ni lo uno ni lo otro es cierto: las autocaravanas son vehículos como cualquier otro a efectos de circulación y estacionamiento en España y Europa, y además cuentan con un marco jurídico claro recogido en el Diario de Sesiones de las Cortes Generales, con aprobaciones parlamentarias en cuatro ocasiones, y en la instrucción de tráfico PROT 2023/14, que establece las condiciones en que pueden habitarse como vehículo-vivienda. Ver aquí el documento.

 La singularidad santanderina

Llevo muchos años viajando en autocaravana por Europa y también resido buena parte del año en Santander. En ningún otro lugar he percibido una reacción tan hostil y reiterada hacia las autocaravanas como aquí. Parece que, en ciertos sectores de la sociedad santanderina, lo que incomoda no son solo estos vehículos: también molesta todo aquello que no encaje en una visión de ciudad orientada a un supuesto “turismo de calidad”, entendido como yates, pistas de tenis, campos de golf, hoteles y apartamentos turísticos.

Esa concepción excluyente explica, en parte, por qué los autocaravanistas no somos bien recibidos. Se nos percibe como visitantes “incómodos”, aunque lleguemos a la ciudad con intención de conocerla, consumir en sus comercios y formar parte de su vida urbana como cualquier otro turista.

Prohibiciones arbitrarias y sanciones

El rechazo institucional, alentado por los prejuicios de una parte de la sociedad santanderina, se traduce en la señalización urbana. Santander es probablemente la ciudad española con mayor número de señales de prohibición contra las autocaravanas. En cualquier calle, avenida o aparcamiento de la ciudad que el ayuntamiento o algun ciudadano quejoso vea una autocaravana aparcada correctamente, de inmediato el acoso está asegurado y aparece la señal de prohibición de aparcamiento superior a 1,8 toneladas excepto turismos.

Hace unos años se usaban señales específicas con el pictograma del vehículo y la grúa; hoy se ha optado por una táctica más “disimulada”: señales que prohíben el estacionamiento a vehículos de más de 1,8 toneladas, excepto turismos, pese a que en esos lugares no existe justificación física ni técnica para esa limitación.

Conviene recordar que los ayuntamientos como titulares de las vías públicas y sus aparcamientos, son los responsables civiles y penales de lo que le pueda suceder a un vehículo y sus ocupantes por su negligencia. Por ello siempre que existe un riesgo físico o de otra naturaleza, están obligados a adoptar medidas preventivas, y la señalización es una de ellas. Pero  la colocación de una señal de limitación de peso sin estar justificada, solo para excluir a las autocaravanas es un acto arbitrario. La contradicción es clara: si el turismo sobre pasa ese peso no tiene problema, pero una autocaravana sí. A eso se suman las multas y el cepo, medidas aplicadas con frecuencia de forma selectiva contra las autocaravanas y no contra otros vehículos. Una política de sanción que convierte a la ciudad en un espacio hostil para un tipo de turismo que crece año tras año en toda Europa.

La estrategia del Ayuntamiento

El Ayuntamiento, lejos de afrontar la realidad con soluciones, parece haberse instalado en el acoso de la prohibición como respuesta. Y cuando ofrece alternativas, estas son insuficientes: las llamadas “áreas gueto”, con capacidad para medio centenar de vehículos, cuando la presencia real de autocaravanas en la ciudad alcanza varios cientos al día.

Además, sorprende comprobar que la interlocución del Consistorio no es con los autocaravanistas ni con sus asociaciones —los que realmente conocemos la problemática y podríamos aportar soluciones—, sino con los empresarios de camping. Una visión reduccionista, porque la autocaravana no es un elemento de camping, sino un vehículo con derechos y obligaciones propios dentro del RGC. Santander, de hecho, solo cuenta con dos campings en su término municipal, que además permanecen saturados en verano o cerrados buena parte del año.

Mirar a Europa: organizar en vez de prohibir

La paradoja es que, mientras en Santander se apuesta por la expulsión, en ciudades europeas de mucho mayor tamaño —como Colonia, Múnich, Berlín o Roma, entre otras— ante el problema y la complejidad del aparcamiento de vehículos en los centros urbanos, se desarrollan soluciones inteligentes y sostenibles.

Entre ellas, los llamados Rider Park, aparcamientos para toda clase de vehículos en las afueras que cuentan con conexión directa en transporte público al centro urbano. Una forma de compatibilizar la presencia de todo tipo de vehículos, incluidas las autocaravanas, con la movilidad urbana, sin recurrir a prohibiciones ni sanciones.

Europa produce y matricula cada año más de cien mil autocaravanas. Le guste o no a Santander y a sus ciudadanos o regidores, la presencia de estos vehículos seguirá creciendo. Ignorar la realidad y legislar a golpe de veto no solo es inútil, sino contraproducente: priva a la ciudad de un flujo turístico diverso y en expansión.

 ✅ Convivencia o enfrentamiento

En definitiva, el problema de fondo no es la presencia de autocaravanas, sino la falta de visión, diálogo y organización. Cuando los colectivos implicados se sientan a hablar con los administradores públicos, aportando sus experiencias viajeras con la intención de buscar soluciones, siempre es posible compatibilizar intereses y convivencias. Pero si se opta por la imposición y la exclusión, lo único que se logra es alimentar el enfrentamiento.

Lo lamento por mi ciudad, pero creo que ir contra lo evidente no resuelve nada. En el mundo del turismo, si nos respetamos y nos organizamos hay sitio para todos; si no lo hacemos, la convivencia se vuelve imposible.

Santander tiene en sus manos la oportunidad de ser referente en gestión turística moderna o de convertirse en símbolo de rechazo y atraso.

La elección, tarde o temprano, tendrá consecuencias.

✍️ Pedro Ansorena Antón.


jueves, 21 de agosto de 2025

✅La importancia de llamar a las cosas por su nombre.

A pesar de todo el camino recorrido durante años de trabajo para situar al autocaravanismo en el lugar que creo que le corresponde, todavía hoy nos encontramos con muchas personas —tanto en nuestro entorno cercano como fuera de él— que, desconociendo o sin reparar en lo que realmente es una autocaravana y para qué sirve, la ubican en categorías que poco o nada tienen que ver con su verdadera naturaleza.

Se da la paradoja de que, cuando comentas a alguien que viajas en autocaravana, a menudo no saben de qué hablas. Su primera reacción es imaginar una caravana y, automáticamente, asociarla con el camping. Esta percepción no es casual: es lo que habitualmente oyen o leen en los medios de comunicación y, a veces, también en boca de algunos autocaravanistas que, por costumbre o comodidad, llaman “caravana” a su autocaravana.

En Europa en algunos países la cuestión terminológica está  más definida. En Italia se habla de camper, en buena parte del continente de mobilhome, en Francia lo contrario, el colmo de la deformación conceptual: camping-car. Y, sin embargo, en esos países la sociedad parece más receptiva o menos prejuiciosa con las nuevas formas de viajar. La confusión de nombres no genera allí tantos problemas como en España, donde las palabras pesan más, moldean percepciones sociales y acaban influyendo en la forma en que buena parte de la ciudadanía y de las administraciones públicas nos ven y nos tratan.

Consecuencias de no llamar a las cosas por su nombre

Cualquiera que observe el panorama del autocaravanismo español, sea usuario o no, se dará cuenta de la gran confusión existente sobre qué es realmente una autocaravana, cuál es su concepto y con qué fin ha sido diseñada y homologada.

El término “autocaravana” no es una ocurrencia ni una moda. Es un vehículo homologado por el Estado, definido y aprobado en sesiones parlamentarias y recogido hasta en cuatro ocasiones en el Diario de Sesiones de las Cortes Generales, uno de los lugares en donde reside el alto poder legislativo: 👉 Ver documento. Pag. 25. Y allí no se define nada más que con el nombre de autocaravana y actividad autocaravanista.

Además, figura en el Reglamento General de Circulación, cuyo anexo de definiciones clasifica la autocaravana como vehículo construido con propósito especial, incluyendo alojamiento vivienda y con asientos para sus ocupantes. Y en la ficha técnica de cualquier autocaravana aparece claramente como Vehículo vivienda, códigos 2448 o 3248...........

A pesar de esta definición inequívoca, todavía hay quienes la llaman “caravana”, y a su actividad “caravaning”, “campismo”, “albergue móvil” o “alojamiento turístico al aire libre”......

Ante tanta confusión, no resulta extraño que, aun con la legalidad que nos ampara —desde los debates parlamentarios aprobados, hasta documentos como la instrucción de tráfico PROT 2023/14 👉 Ver instrucción  unos nos quieren enviar directamente al camping. Otros, en cambio, nos sitúan en categorías tan dispares como el circo, el mercadillo o el mundo romaní.

A veces incluso se nos cuelga el sambenito de “gente rara que anda por ahí en vehículos que no gustan, o interrumpen molestando y quitando aparcamientos a los coches”, personas a las que “hay que mantener a raya” y que se deberían de expulsar del espacio urbano o “irse al camping”. Esto provoca situaciones absurdas, como la que viví personalmente: un vecino, al ver de noche una autocaravana estacionada con personas dentro en un aparcamiento público, llamó a la policía convencido de estar actuando como un buen ciudadano frente a un “acto incívico”.

 ✅ La confusión que alimentamos los propios autocaravanistas

No podemos ignorar que, en ocasiones, los propios autocaravanistas contribuimos a esta desinformación. Muchas veces, quizá por abreviar o por no dar la importancia que merece el lenguaje, llamamos “caravana” a nuestra autocaravana. Ese pequeño gesto, aparentemente inofensivo, no hace más que reforzar la confusión y alimentar el desconocimiento generalizado sobre quiénes somos y qué hacemos.

Conviene subrayarlo: una caravana es un remolque, con derechos y obligaciones distintos. Sin animo de desprecio a nada ni a nadie, una autocaravana es otra cosa.

La autocaravana: un vehículo, no un alojamiento turístico

Conviene recordarlo con claridad: una autocaravana no es ni una caravana, ni un turismo, ni un camping-car, ni un albergue móvil, ni un alojamiento turístico.

Es, por encima de todo, un vehículo a motor. En su ficha técnica figura como vehículo vivienda, y esa es su verdadera naturaleza: un medio de transporte que proporciona movilidad en viaje y alojamiento en destino. Nada más, y nada menos.

Su uso es tan variado como el de cualquier otro vehículo: desplazarse para hacer turismo o disfrutar del tiempo libre, asistir a un espectáculo, visitar a familiares o amigos, acudir al trabajo… Y, además, permite comer, dormir, usar el aseo, leer un libro, ver la televisión o simplemente mirar por la ventana, con el derecho indiscutible a estacionar en cualquier lugar permitido sin interrumpir la circulación ni la maniobra de otros vehículos.

Lo curioso es que en esto no difiere de otros medios de transporte que también ofrecen comodidad durante el viaje: camiones, autobuses, barcos, trenes o aviones. Todos ellos cuentan con literas, camas, aseos, cafeterías o comedores, y nadie piensa que sean “alojamientos turísticos” ni que compitan con hoteles, pensiones o campings. Cada uno cumple su función. Y a nadie se le ocurre quitárselos de en medio enviando al camping.

✅ Una mirada a Europa

En Europa los nombres cambian, pero la integración social es distinta. En Italia el término camper se acepta con naturalidad; en Francia se utiliza camping-car sin que ello suponga problemas legales ni limitaciones indebidas; y en Alemania se habla de Wohnmobil (vehículo vivienda) con absoluta normalidad.



La diferencia es que allí, pese a la diversidad terminológica, la sociedad y la administración tienen claro de qué se trata. En España, en cambio, la falta de claridad en el lenguaje alimenta la confusión, los prejuicios de muchos ciudadanos y, lo que es más grave, los de algunos responsables públicos, hace que la autocaravana y su actividad a pesar de lo evidente no acabe de encajar en nuestra sociedad como se merece.

Conclusión: llamar a las cosas por su nombre

Si aceptamos y repetimos denominaciones equivocadas, reforzamos la confusión social y jurídica que tanto daño nos hace. Y si queremos que la autocaravana ocupe el lugar que le corresponde en la sociedad, es absolutamente necesario empezar por lo más básico: llamarla por su nombre.

Una autocaravana es una autocaravana.

Un vehículo vivienda, códigos 2448 o 3248........ en la ficha técnica.

Nada más, y nada menos.


✍️ Pedro Ansorena Antón.


lunes, 18 de agosto de 2025

✅ Autocaravanas, verano y medio ambiente: reflexiones desde el norte.

Nuestra nueva forma de viajar;

Durante más de 25 años. Nuestros viajes en autocaravana nos han llevado por gran parte de Europa y más allá. Desde la jubilación, hemos preferido movernos fuera de los meses de julio y agosto: demasiada saturación en la ruta y en los lugares de visita, calor excesivo y, en definitiva, menos comodidad para disfrutar del viaje.

También hemos recorrido buena parte de España, prácticamente todas las regiones, aunque en trayectos más cortos. Sin embargo, ahora las circunstancias han cambiado. La edad, algunas patologías y la necesidad de atender consultas médicas nos hacen sentirnos un poco “atados” a casa. El espíritu viajero sigue vivo, pero el modo de viajar se ha transformado y es distinto.

El atractivo del norte en verano:

Este verano, condicionados también por las altas temperaturas que soporta gran parte de la meseta y del sur peninsular, hemos optado por salidas cercanas, principalmente por Cantabria y la vecina Asturias hasta los confines con Galicia. Y lo cierto es que ha sido un acierto: aquí el clima es privilegiado y las poblaciones, aunque ya conocidas, siempre sorprenden al volver. Naturaleza, playas, arquitectura rural, patrimonio artístico, tradiciones y una gastronomía envidiable hacen de cada parada un reencuentro agradable.

Sin embargo, la presencia de autocaravanas este verano en la cornisa cantábrica es espectacular. Nunca habíamos visto tantas. Esto, unido al incremento general del turismo en la zona, hace que en algunas localidades la situación resulte incómoda. Probablemente, el calor en el resto del país haya empujado a muchos a buscar refugio en el norte.

Lo curioso es que, aunque por cada autocaravana circulan cientos de coches, son precisamente estas las que llaman la atención y, a menudo, generan rechazo. Incluso se escuchan comentarios como “los autocaravanistas lo llevan todo en sus vehículos y no gastan nada”. Esa percepción de “estorbo” hacia las autocaravanas parece crecer cada día, aunque la constante presencia de autocaravanas no hace más que demostrar que es una buena parte de la sociedad quien elige está forma de disfrutar del tiempo libre y las vacaciones, por lo tanto con más de cien mil autocaravanas fabricadas y comercializadas en Europa cada año, con un montante económico de más de 7.000 millones de €, esto es imparable y lo que mejor podemos hacer, tanto la administración como la ciudadanía, es que en vez de ir contra la realidad y contra corriente, es organizarse.

La realidad también nos indica: que como cualquier viajero, comemos, repostamos, pagamos aparcamientos, visitamos museos o espectaculos y cuando nos apetece tomamos un helado . Y, más allá del manido típico del gasto económico o lo que nos gastamos ( que no es ninguna obligación, si no una consecuencia)  lo importante son los derechos y obligaciones que compartimos, y el valor que aportamos en convivencia, comunicación y conocimiento.

 Los problemas que persisten:

Uno de los aspectos más preocupantes sigue siendo la escasez de puntos ecológicos para vaciar y repostar depósitos. En toda la ruta de la costa cantábrica, desde Santander hasta Galicia, apenas encontramos media docena de lugares habilitados. Si pensamos en los miles de autocaravanas que circulan en verano o a lo largo del año, el resultado es evidente: colas de horas para realizar unos servicios básicos que deberían resolverse en minutos o desplazamientos innecesarios de muchos kilómetros fuera de la ruta o del punto de destino, hasta un lugar en donde hay un punto ecológico para hacer los servicios.

Sorprende esta carencia en un país que presume de vivir del turismo. Mientras se multiplican los puntos de recarga para coches eléctricos o incluso para teléfonos móviles, los puntos ecológicos para autocaravanas siguen siendo prácticamente inexistentes. Y sin embargo, también los autocaravanistas contribuimos con nuestros impuestos al sostenimiento de estas infraestructuras.

En cuanto a la pernocta o el aparcamiento, aunque existen dificultades, no resulta tan problemático: en zonas de playa como San Vicente de la Barquera y otros lugares se han habilitado fincas —de pago o gratuitas— donde se puede estar de día, y después trasladarse a una población cercana para pasar la noche. También hay municipios, como Potes, Colunga, La Isla o Foz, entre otros, que han habilitado espacios amplios para todo tipo de vehículos. Pero el verdadero cuello de botella sigue estando en los servicios.

La falta de visión de la administración provoca que muchos viajeros tengan que “buscarse la vida” para vaciar y repostar, con el riesgo que ello implica para el entorno. Y resulta contradictorio que, mientras se predica el respeto al medio ambiente, no se ofrezcan las herramientas básicas para hacerlo posible.

   La solución no está en poner más trabas:

Si de verdad queremos un turismo sostenible, la solución no está en poner más trabas a las autocaravanas, sino en saber adaptarse a los tiempos y dotar de infraestructuras adecuadas. Porque si nos organizamos y nos respetamos, en este mundo cabemos todos. Solo así se protegerá no solo a las personas y sus modos de entender la vida, también aquello que todos valoramos: nuestro entorno natural y cultural.

Además, no debemos olvidar que las administraciones públicas de nuestro país al igual que las del resto de Europa —especialmente las locales— están adheridas a la política marco europea de protección ambiental. Y no es solo un compromiso político: reciben fondos europeos para aplicarla. Por ello, crear y mantener puntos ecológicos de servicio para autocaravanas no es un capricho, sino una obligación derivada de esos compromisos europeos. Cumplirlo sería la mejor forma de alinear el discurso del turismo sostenible con la práctica diaria.


Pedro Ansorena Antón.