DIRECTORIO DE ENTRADAS.

jueves, 7 de agosto de 2025

✅¿Por qué el autocaravanismo español no tiene una voz única?:

Uno de los mayores problemas que hoy enfrenta el colectivo autocaravanista en España es la falta de una representación unificada y eficaz. 

No existe, a día de hoy, un órgano federativo (digo federativo porque las federaciones tienen sus ventajas, ya que son muy reconocidas y tenidas en cuenta por nuestras administraciones públicas o el Estado) estable que represente a todos los autocaravanistas en el conjunto del Estado y que, además, mantenga relaciones activas no solo en España tambien en el ámbito europeo. Y esa carencia nos deja en una posición débil para defender nuestros derechos, especialmente cuando se trata de influir en normativas, reglamentos o decisiones que afectan directamente a nuestra forma de viajar. La falta de unión se ha notado en la última reforma del R.G.C. la sensación de falta de unidad, cada uno ha lo suyo, ha sido notable, donde a nuestros administradores públicos  de nuevo y una vez más se les ha dado una imagen de debilidad y ya se sabe, a la hora de tomar decisiones “ la cuerda siempre parte por el lugar más débil”.

¿Cuestión de egos o de protagonismos? No es tan simple:

Algunos achacan esta fragmentación a una cuestión de egos o de protagonismos entre los dirigentes de distintas asociaciones territoriales. Y aunque no se puede negar que el personalismo existe, sería simplista pensar que ese es el motivo tan fácil para una situación tan compleja. En mi opinión, las causas son más profundas y estructurales, y conviene analizarlas con cierta perspectiva.

Un colectivo libre por naturaleza… y poco dado a organizarse:

La primera razón la podemos encontrar en la propia idiosincrasia del autocaravanista. Aunque las autocaravanas se utilizan con fines diversos —viajar, hacer turismo, convivencias, acampadas organizadas, etc. hay un hilo conductor que une a todos sus usuarios: la búsqueda de libertad. Romper con las ataduras del turismo convencional, decidir sobre la marcha, improvisar el rumbo, no depender de estructuras rígidas. Esta forma de entender la vida y el viaje conlleva, muchas veces, una actitud muy independiente, poco proclive a implicarse colectivamente en asociaciones o estructuras organizadas.

Y esto tiene consecuencias: menos del 10% de los autocaravanistas están hoy asociados. Sin una base asociativa fuerte, cualquier intento de representación global nace cojo. Y sin representación legítima, la interlocución con las administraciones es débil o inexistente.

El peso excesivo del enfoque territorial:

La segunda causa quizas tiene que ver con una realidad muy española: la tendencia a mirarnos el ombligo territorial. En muchas áreas —y el autocaravanismo no es la excepción— las iniciativas tienden a encerrarse en el ámbito local o regional. Hoy existen en España más de una treintena de asociaciones de carácter territorial. De ellas, apenas tres o cuatro tienen vocación estatal. Y cuando se ha intentado poner en marcha una federación que agrupe a todas, los intentos han fracasado, entre otras cosas, por falta de apoyo o por la poca generosidad o los recelos entre asociaciones.

Esta situación es paradójica: la autocaravana es, por definición, un vehículo para viajar sin fronteras. Pero sus estructuras asociativas, en cambio, piensan y actúan como si la realidad acabara en los límites de su comunidad autónoma. ¿De qué sirve conquistar derechos o servicios en un territorio, si al salir de él nos volvemos a encontrar en un escenario de   restricciones, prohibiciones o sanciones?

El contraste de algunos países europeos: otras realidades, otras soluciones:

En países como Francia, Italia o Alemania, el asociacionismo autocaravanista que nos lleva más de 40 años de ventaja, ha conseguido tener una voz fuerte ante las administraciones. En Francia e Italia., por ejemplo, las estructuras nacionales trabajan con eficacia en la defensa de derechos, la creación de áreas de servicio y la armonización legal. En Alemania, aunque no existe una ley específica, sí hay interlocución constante entre las asociaciones y los distintos niveles de gobierno. El Portugal  la respuesta colectiva ha hecho dar marcha atrás al Gobierno derogando la última ley restrictiva que habían aprobado contra las autocaravanas. El resultado es un ecosistema legal y de infraestructuras más amigable para el usuario.

En España, en cambio seguimos sin una estructura estable de representación nacional, cada uno va a lo suyo, lo que hace que cada colectivo piense más en relacionarse con su ayuntamiento o su comunidad autónoma que con el Estado o la administracion central, sin visión ni coordinación estratégica.

Una actividad sin problemas turísticos… pero sí legales y de servicios:

Conviene dejar algo claro: como turistas, no tenemos problemas. Lo que genera conflicto no es el turismo en sí, sino el uso del vehículo: dónde estacionarlo, cómo gestionar los residuos, si se puede pernoctar legalmente en un determinado lugar o si se imponen sanciones arbitrarias por simplemente estar aparcado en una autocaravana.

Por tanto, nuestra interlocución necesaria no es con Turismo, sino con organismos como la Dirección General de Tráfico (DGT), los departamentos de Movilidad y Urbanismo de las administraciones, y las entidades encargadas de la planificación de infraestructuras sostenibles. Sin una representación unificada, es imposible influir de manera eficaz en estos ámbitos.

La falsa ilusión de unidad en las redes sociales:

Otro fenómeno reciente es el crecimiento de la actividad en redes sociales. Hay miles de autocaravanistas que participan en foros, comparten consejos o protestan ante una ordenanza injusta, sobre todo se lamentan mucho si les echan de algún lugar o les sancionan. Pero ese activismo digital no se traduce en estructura, compromiso ni organización. Se genera una sensación de comunidad, pero sin base estable ni capacidad real de interlocución. El individualismo digital es cómodo, pero no construye futuro.

Es hora de mirar más allá de nuestro propio terruño:

Mientras las asociaciones sigan funcionando de forma aislada, con miradas cortas y sin asumir la necesidad de generosidad y equilibrio organizativo, el colectivo autocaravanista seguirá siendo vulnerable. Para crear una federación fuerte, representativa y duradera, no hace falta que todas las asociaciones sean grandes: basta con que todas acepten una regla justa y horizontal: una asociación, un voto. Ese podría ser el primer paso hacia una representación verdaderamente federal equilibrada, estable y orientada al futuro. Debemos de aprender de uno de los errores de la fracasada F.E.A.A. "tengo más socios por lo tanto tengo más votos, mando más por lo tanto exijo más". Que gran error, ante esta actitud ¿en donde están los fines, en donde queda la generosidad?.

Conclusión: o nos organizamos, o nos organizan:

La realidad es clara: cada vez la presencia de las autocaravanas en todos los espacios es mayor, titulares de prensa ya lo catalogan como una preocupante invasión a la que hay que tratar de poner freno.

Ver en los siguientes enlaces:

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https://www.eldebate.com/motor/20240708/invasion-caravanas-problemas-convivencia-crean-miles-turistas-duermen-vehiculos_211273.html

Lo curioso del caso es que en realidad el parque de autocaravanas que está censado en España  no llega al 0,2% del total del parque censado de vehículos en nuestro país, pero al parecer las únicas que estorban son las autocaravanas no así el resto de vehículos.

Está forma de vernos nos tiene que ofrecer una lectura de la realidad, o el autocaravanismo se organiza y se une en torno a una representación sólida, o seguirá a merced de los prejuicios y de decisiones ajenas contra nosotros. El colectivo crece, y los retos también. No podemos seguir viajando como europeos y organizándonos como aldeas. Hace falta visión de conjunto, altura de miras y compromiso real con el futuro.

Porque sin unidad, no hay defensa posible.

Pedro Ansorena Antón.

2 comentarios:

  1. Magnífica exposición que suscribo cien x cien después de haber pertenecido a la ausente PACA e incluso en la junta directiva. Eran tiempos en que todo era difícil ya que empezábamos de cero. Ahora da la impresión de que todo va muy bien, y entonces, para que preocuparnos. No veo solución por los motivos que expones. Es una lastima

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    1. Gracias Rom, tú al igual que yo, pertenecemos a los inicios. Es cierto, en aquella época corrían tiempos muy difíciles. Saludos.

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