"Lo peor ni siquiera es el cinismo. Invocar la inviolabilidad del hogar o la edad del hijo de la vicepresidenta del Gobierno para condenar los escraches, implica consecuencias más graves. Estas declaraciones explicitan que la sensibilidad de quienes se sienten agredidos se limita a los miembros de su propio grupo. Así, el hogar de los desahuciables se puede, y se debe, violar con una ley injusta en la mano, y sus hijos, igual que los de los proletarios del siglo XIX, no cuentan como bebés. Para el Gobierno del PP, la exclusión social no es un riesgo, sino un insignificante daño colateral del que nadie debe hacerse responsable.

No se podía hacer nada, decían, pero resulta que sí se puede. Ha muerto la política, decían, y miren por dónde, acaba de resucitar. Todos son iguales, decían, y sin embargo han dejado de serlo. Báñez le mete un hachazo a las pensiones por decreto mientras sus portavoces critican que Cortés escoja la vía del decreto para atacar a bancos y especuladores. Lo peor no es el cinismo. Lo mejor es que una Administración haya sabido reaccionar para sacarle los colores de la vergüenza a todas las demás. Y el fin de la cantinela del voto útil. Y la alegría de encontrar en la unidad de la izquierda una puerta abierta hacia el futuro".
Almudena Grandes.
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